viernes, 25 de junio de 2010

Gurdjieff ¿charlatán o iluminado?





Maestro místico, filósofo, escritor y compositor ruso. Su figura oscila entre el aprecio y el desprecio del público. Las opiniones sobre los escritos de Gurdjieff y sus actividades, están divididas. Los simpatizantes lo consideran un maestro carismático que introdujo en occidente la sabiduría, psicología y cosmogonía ancestrales de oriente. Los críticos ven en él a un simple charlatán con un ego inmenso y una avidez total de glorificación perssonal.

Muchos célebres artistas, religiosos, místicos modernos, escritores y músicos, reivindican la influencia de Gurdjieff en su pensamiento: Osho, Frank Lloyd Wright, Keith Jarrett , George Russell, Alan Watts, Timothy Leary, Robert Anton Wilson, Robert Fripp, Jacob Needleman, John Shirley, Carlos Castaneda, Dennis Lewis, Peter Brook, Alejandro Jodorowsky, Louis Pauwels, PD Ouspensky, Lanza del Vasto, la escritora Katherine Mansfield, el compositor y cantante italiano Franco Battiato, quien inspirado por el trabajo de Gurdjieff compuso "Centro di gravita permanente", el mago Aleister Crowley, el espía Algernon Blackwood, Oscar Ichazo, Claudio Naranjo, Helen Palmer, quienes desarrollaron su concepto del eneagrama; entre otr@s.





Gueorgui Ivanovich Gurdjieff
* Nace: 13 de enero de 1872
* Lugar: Gyumri, Koumari, Armenia

* Muere: 29 de octubre de 1949
* Lugar: París, Francia

Libros:
* La vida es real solo cuando yo soy (1914)
* Relatos de Belcebú a su nieto (1946)
* Encuentro con hombres notables


Música:
Gurdjieff / de Hartmann, Music for the piano :
* Volumen 1 – Asian Songs and Rhythms
* Volumen 2 – Music of the Sayyids and the Dervishes
* Volumen 3 – Hymns, Prayers and Rituals
* Volumen 4 – hymns from a Great Temple and other selected works

Discografía:
* Gurdjieff, Improvisaciones (al armonio) 2 discos Ed. Janus, Paris.
* La música de Gurdjieff / de Hartmann, interpretado al piano por Thomas de Hartmann - 3 cd, ECM Records.
* Antología de la música de Gurdjieff / de Hartmann, interpretada al piano por Alain Kremski - 10 cd, Ed.
Audivis-Valois, Paris.


Frases:

El amor propio es señal de una elevada opinión de uno mismo. Si un hombre tiene amor propio, esto demuestra lo que vale.
Al hombre le es dado un número determinado de experiencias; al economizarlas, prolonga su vida.


El razonamiento activo se aprende con la práctica; debería ser practicado durante mucho tiempo y de muchas maneras variadas

Es imposible recordarse a sí mismo. Y la gente no recuerda porque quiere vivir sólo por medio de la mente. Y otras partes del cuerpo no tienen ningún deseo de recordar.


La gente no tiene idea de hasta qué punto es arrastrada por el miedo. Este miedo no es fácilmente definible. Hay momentos en que este miedo se vuelve casi una obsesión.


Sólo puede ser justo quien es capaz de ponerse en el lugar de otros.


Traten de verse a sí mismos, porque no se conocen. Deben darse cuenta de este riesgo; el hombre que trata de verse a sí mismo puede ser muy infeliz, porque verá muchas cosas malas, mucho que querrá cambiar, y ese cambio es muy difícil. Es fácil empezar, pero una vez que hayan abandonado su silla, será muy difícil conseguir otra, y esto puede causar una desdicha muy grande.


Todo en el mundo es material y, de acuerdo con la ley universal, todo está en movimiento y constantemente está siendo transformado.


La constante conciencia de la inevitabilidad de la muerte es el único medio para adquirir la urgencia para redefinir al hombre.


El hombre sólo puede alcanzar el conocimiento con la ayuda de quienes lo poseen. Esto debe ser entendido desde el principio. Uno debe aprender de los que saben.


El hombre puede renunciar a todos los placeres que quiera, pero no va a renunciar a su sufrimiento.


Si desea perder su fe, haga amistad con un sacerdote.


No hay tal cosa como una obra de arte inmortal.
Hay un solo arte: el más grande de todos, el arte de hacer de uno mismo un ser humano completo.




La vida de Gurdjieff es extraña y apasionante. Su figura se perfila hasta hoy como mítica y polémica porque es muy difícil disponer de registros históricos verificables, sobre todo en lo que se refiere a la primera etapa de su vida.
Prácticamente, sólo contamos con lo que él quiso decirnos en su obra “Encuentros con Hombres Notables”.
Dotado de notables poderes psíquicos, a muchos les parecía estar frente a un mago seductor y autoritario. Obsesionado con el despertar de la mecanicidad a las personas, se conducía a veces de manera chocante e inadmisible para los canones sociales. Pero quienes veían mas allá de este disfraz, descubrían a un hombre auténtico, capaz de generar trascendentales cambios en quienes lo rodeaban.

Su madre era armenia y su padre de origen griego. Dueño de numeroso ganado, el padre pastoreaba por obligación y cantaba por elección. Había heredado como ashokh, bardo y poeta, un amplio repertorio de mitos y leyendas folclóricas que contaba a su familia en las crudas noches de invierno. En el Gurdjieff niño quedó la huella indeleble de los cuentos del Mulah Nasrudin, sabio folclórico turco que trastocaba la realidad con historias hilarantes y pedagógicas.

La vida en Transcaucasia era dura y difícil, y por eso Gurdjieff fue criado espartanamente por su padre. El pequeño debía salir al patio, en invierno, de madrugada, para lavarse el aire libre y correr desnudo hasta que el sueño se disipara por completo.

Gurdjieff tenía 7 años cuando una plaga azotó la región y exterminó todo el ganado, enfrentando a la familia a una nueva vida llena de necesidades. Con calma ancestral, el padre se adaptó a las nuevas circunstancias e instaló una bodega de madera. La situación se complicó más cuando los ejércitos rusos pasaron por la ciudad a raíz de la guerra con el sultán Abdul. En medio de este panorama, Gurdjieff crecía con la convicción de ser único y diferente, quizás por la influencia de su abuela que en el lecho de muerte lo incitó a ser renovador: “... tú el mayor de mis nietos, escucha y acuérdate de mi ultima voluntad: en la vida jamás hagas nada como los demás. O bien no hagas nada en absoluto –ve solamente a la escuela- o bien haz algo que nadie hace...” recuerda Gurdjieff en Relatos de Belcebú a su nieto.

Curioso e inteligente, el niño dominaba ya varios idiomas: turco, armenio, ruso y griego. Fue enviado a la escuela municipal rusa y quizás no habría pasado de allí si no fuera porque llamó de un alto dignatario de la Iglesia ortodoxa rusa quien, a pesar de su rango, vivía con modestia y ayudaba a los pobres, tocaba el violín y era un apasionado de la astronomía, la química y la cultura asiría.

En 1879, la familia decidió que Giorgiades sería sacerdote o médico, y el sacerdote se hizo cargo – junto con los diáconos militares – de su entrenamiento: matemáticas, química, astronomía, historia, geografía, teología, anatomía y fisiología. La sed por aprender de Gurdjieff era inmensa. Leía todo lo que caía en sus manos, cuestionaba, preguntaba y ponía en jaque a sus maestros. El padre Borsh dedicaba mucho tiempo a conversar sobre las “leyes de la vida” con este joven en el que reconocía aptitudes intelectuales excepcionales.

En esa época Gurdjieff sobrevivía como la mayoría de los niños y jóvenes de Kars: con pequeños hurtos. Y aprendía de su tío a reparar máquinas y bordar almohadones. Al mismo tiempo, tomaba contacto con lo “mágico”, a traves de experiencias paranormales que exacerbaron su interés por comprender lo que estaba más allá de lo cotidiano.

A los 17 años, viaja a Tiflis para emplearse en el ferrocarril. Allí conoce a sus primeros compañeros en la búsqueda de conocimientos ocultistas, son tres y se mezclan con una ciudad poco escrupulosa en materia de moral y se ganan la vida con ciertos contratos poco claros.

Gurdjieff sentía un impulso irresistible por comprender claramente la precisa significación, en general, del proceso de la vida en la Tierra de las diferentes formas de criaturas, y en particular de la finalidad de la vida humana a la luz de estas interpretaciones.

Los interrogantes eran demasiado profundos para ser respondidas por los sistemas filosóficos y religiosos conocidos. El joven empezó a sentir el susurro de antiguas voces que quizás tendrían las respuestas. Se preguntaba si la verdad no estaría escondida en los templos ocultos de los iniciados, ¿existían aun los esenios, los pitagóricos, la mítica hermandad de Sarmung?

En 1886, los amigos encuentran la primera clave cuando escarbaban en las ruinas de Ani. Entre unos pergaminos, descubren una referencia de la “Hermandad Sarmung”, que sugería que había sido una escuela de los aisores, situada “entre Urnia y Kurdistan”.

Gurdjieff decide viajar a esa amplia zona. Su meta es encontrar el monasterio y ser aceptado en él. Este proyecto incierto es el comienzo de una búsqueda por Transcaucasia y Asia Central protagonizada por él como un guerrero espiritual, que después de veinte años volverá al mundo para transmitir con increíble energía todo lo aprendido en esos épicos viajes.


En ese periodo, su autorretrato lo muestra ganándose la vida como un astuto empresario de alfombras orientales y antigüedades; negociante de petróleo y arenques en vinagre; reparador de máquinas de escribir y coser; dueño de restoranes que abría y cerraba con la mayor facilidad. Con habilidad de artista pintaba gorriones, y curaba por hipnosis a drogadictos y alcohólicos. Según rumores no confirmados, también fue agente político.

Gurdjieff solía decir a sus discípulos que hay que ser maestro de este mundo antes de poder dominar el otro mundo, un ejemplo de ello es el modo en que siempre se procuró la manera de sustentar su trabajo espiritual.

Los senderos secretos lo llevaron, entre 1898 y 1899, a algún lugar del norte de Afganistán. Con los ojos vendados, por fin fue guiado por cuatro jinetes hasta el monasterio Sarmung, donde Gurdjieff comprendió en profundidad el significado de las Danzas Sagradas, el Eneagrama y la armonía de los números: corpus iniciativo de su enseñanza futura.


Este encuentro con la milenaria sabiduría oculta en las montañas es tomado por muchos como una alegoría, ya que es imposible comprobar su verdad histórica. Gurdjieff jamás dio la ubicación exacta del monasterio.

En su recorrido por los centros iniciativos no podía faltar el Tibet, donde estudio (alrededor del 1900) danzas rituales, medicina y técnicas psíquicas. De allí, a causa de una refriega entre tribus montañesas, vuelve gravemente herido de bala. Sufre entonces, una profunda experiencia mística que lo lleva a asumir el sentido de responsabilidad, “lo que a Él le es posible e imposible en el dominio del gran mundo, debe serme posible e imposible en el dominio de mi pequeño mundo” – dijo. A partir de ese día intensifica su búsqueda del autodominio.

Todo el horror de la situación de las comarcas donde estuvo lo hace percibir al hombre en su estado de sueño profundo, sufriendo por sus pasiones y sin ningún objetivo.

Aunque se había prometido a sí mismo no usar sus poderes psíquicos, se establece en Tashkent, capital de Turkestan, para transformarse en “Instructor Profesor” de ciencias supranaturales. Quizás lo hizo porque necesitaba tener tranquilidad económica para sintetizar el conocimiento acumulado y enseñarlo. Y, también, porque los rusos europeizados eran un rico campo para el estudio de la psicología humana.

A principios de 1912, llega a Moscú. Después de recorrer las conmocionadas calles moscovitas, recibía en las noches a la gente disfrazado de “el príncipe Orzay”, con turbante y bata de seda. En esos días, conoció a la condesa Julia Osipovna Ostrowska, con quien permaneció casado hasta la muerte de ella.

Poco a poco, se va formando un grupo de seguidores importantes, entre los que se destaca P.D. Ouspensky, a quien conoce en 1915. Un año antes, Gurdjieff había supervisado la primera obra literaria de su enseñanza, escrita por un discípulo anónimo y titulada Vislumbres de la Verdad. Hay vientos de guerra y revolución lo que obliga a Gurdjieff a moverse buscando una plaza segura. A fines de 1917 se traslada a Essentuki, en el Caucaso. La nueva sede del Instituto para el desarrollo Armónico del Hombre seria una prueba de fuego para sus alumnos.

En jornadas inacabables e intensas, practican danzas sagradas, telepatía, ayunos, caminatas y sus famosos ejercicios del “stop” y los “brazos extendidos”. Se producen alejamientos.

En plena revolución, la ciudad pasaba de mano en mano y nadie tenia la vida asegurada. Como un prestidigitador, inventa una expedición en busca de dólmenes; consigue los permisos correspondientes y parte con sus alumnos en un viaje complicado y no exento de peligros que culmina en Tiflis, capital de Georgia, todavía en manos del ejército zarista.

La idea de instalarse en Alemania no prospera por litigios legales, tampoco el ofrecimiento de sus seguidores en Londres, por lo que Gurdjieff pone sus ojos en Francia. A pesar de todos estos cambios, “el trabajo” (término con el que se denomina a la práctica concreta de las enseñanzas gurdjieffianas) se mantiene y el grupo continúa; ya que precisamente el cuarto camino -vía evolutiva dentro de la cual se inscribe ese trabajo- se desarrolla entre las tormentas de la vida cotidiana.

En octubre de 1922, el grupo se cambio a Fontainebleau, al sur de Paris, a una hermosa mansión de la aristocracia francesa.

Como siempre, Gurdjieff apeló a todos sus recursos para financiar el subido alquiler, alimentar a todos y enfrentar la misión de levantar una nueva sede. Rodeado de bosques y magnificos jardines, este era el lugar ideal para el Trabajo.

Inmediatamente, comienzan las tareas para adaptar la casa. Desde el amanecer hasta la noche, los seguidores preparan las salas para los ejercicios físicos y las danzas sagradas, construyen el teatro, los establos y la casa de estudios.

Los “filósofos del bosque”, como se les denominaba en la época, suscitaban no pocos comentarios en los que estaban fuera. Especialmente conflictiva fue la muerte, por tuberculosis, de la escritora Katherine Mansfield, ocurrida en Fontainbleau en 1923: Gurdjieff le indica que viva en los establos porque la bosta de los animales era benéfica para sus pulmones enfermos. Los periodistas condenan el Instituto haciéndose eco de la opinión de muchos detractores. A pesar de esto, es visitado por lo más representativo de la “intelligentzia” europea.

Gurdjieff emplea la técnica del sobreesfuerzo para “despertar” la conciencia dormida y mecánica de sus discípulos. Las jornadas son agotadoras: danzas, ejercicios gimnásticos, difíciles prácticas de concentración, meditaciones .... El 13 de diciembre de 1923 se realiza la primera representación pública de las danzas sagradas, en el Teatro de los Campos Eliseos, impresionando al sofisticado público parisino.

Una etapa de agitadas y sucesivas giras se inicia con representaciones de las danzas en Nueva York y Chicago. El éxito es estruendoso y se empieza a hablar de Gurdjieff en los periódicos de todo el mundo.

En el verano de 1924 Gurdjieff sufre, camino a Paris, un accidente de automóvil casi fatal. Los médicos no dan esperanza de vida, pero el agonizante se recupera milagrosamente, creando a su alrededor una atmósfera todavía mas mítica. El accidente sume a Gurdjieff en una crisis y resuelve dar un rumbo distinto a su labor.

Aleja a los “parásitos” con el pretexto de que se cerraría el Instituto y empieza a escribir su obra Relatos de Belcebú a su nieto. Su atrevida sintaxis, disgresiones, dislocaciones secuenciales y complicado estilo, la hacen una obra espiritual complicada y polémica. Quizás porque como todo lo gurdjieffano, la verdad sólo puede alcanzarse experimentando por sí mismo.

Los siguientes años no son fáciles. En 1926, muere su mujer de un cáncer prolongado. Las deudas de Fontainebleau son cuantiosas y la salud del maestro esta muy debilitada. Se suma su desesperación por el poco nivel de desarrollo de sus discípulos.

Inicia la producción de su libro, que más tarde se llevaría al cine (Encuentros con Hombres Notables, de Peter Brooke). Al mismo tiempo que promueve el alejamiento de seguidores indeseados, continúa con sus viajes a Norteamérica. Finalmente, en 1933, pierde la mansión que lo albergó durante mas de una década.

De regreso en Paris, Gurdjieff se aboca a continuar su obra literaria y a emprender varios viajes, muchas veces conflictivos debido a su despótica personalidad. Nuevos y antiguos seguidores se agrupan en torno de él en su departamento. Gurdjieff comienza a cosechar en terreno complicado, ya que debe conjugar, pensando en el futuro, la interacción de discípulos de origen, nacionalidad y desarrollo muy disímiles.

Sus habilidades comerciales le permiten sobrellevar la segunda guerra mundial sin mayores sobresaltos. Los pupilos se agrupan para compartir y aprender en un departamento atestado de gente, en el que la actividad comenzaba al mediodía con la lectura de los escritos aun inéditos del maestro. Le seguía una comida ceremonial de media tarde. Entonces, los invitados se retiraban para regresar en la noche, continuando los diálogos y lecturas. Después de una cena tardía, se iban a las dos y media de la mañana.

En 1949, realiza su última visita a Estados Unidos para supervisar la edición de sus libros. Ese mismo año, su salud empeora y, tras realizar la coreografía de su último “movimiento”, se desploma y es conducido al Hospital Americano de Neuilly.

Rodeado de discípulos, antes de caer en la inconciencia, les lega su ultima ironía: “os dejo metidos en un lío ...”
Falleció en la mañana del 29 de octubre y fue sepultado en Fontainebleau, Avon, junto a su madre y esposa.






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/www.frasesypensamientos.com.ar/autor/george-gurdjieff.html
/www.gurdjieff.com.ar/gurdjieff.php

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