martes, 29 de junio de 2010

Minicuento, poderoso el chiquitín






El relato breve, el mini cuento, está de moda.


Innumerables concursos estimulan esta forma de narración al alcance de todos. Unas pocas reglas lo dejan listo para competir en la categoría.


Su efecto más logrado es el de dar satisfacción por la tarea bien cumplida tanto a escritoras/es profesionales como a amateurs.


La microficción es un género agradecido.


Que dentro de sus características estén la de ser provocador, camaleónico e inclasificable, le da el suficiente aire como para permitir practicarlos.


Han de ser microhistorias a ser despachadas en un máximo absoluto de quince líneas, mientras menos sean mejor.


Es una narración bonsai que está recorrida por la ironía, el sarcasmo y el humor negro; todas juntas o alguna de estas variantes.


Tiene un carácter lúdico, por eso es cachondo: goza y hace gozar.


Es experimental, por eso recuerda el ambiente libre del cadáver exquisito; y aún del juego del diccionario o haikus de sobremesa.


El chileno Huidobro, los argentinos Borges y Girondo, el español Gómez de la Serna, el brasilero Oswald de Andrade o la poesía en prosa del peruano César Vallejo, ensayaron seriamente este género juguetón.


En la actualidad se han multiplicado sus cultores.


Un cuento hiper breve puede constar de una sola frase o un sólo renglón (vieja aspiración de Italo Calvino).


El más famoso entre los minis es el del guatemalteco Augusto Monterroso: "Cuando se despertó, el dinosaurio todavía estaba allí"; comienzo, medio y final en frasco chico.


Una buena pieza de microficción jamás termina con una moraleja o una enseñanza, nunca se juega al énfasis ni a lo doctoral.


Lo suyo es dispararse hacia el absurdo y en ese vapor rematar el cuento.


Son bromas literarias que bien merecen que las ensayemos.


¿Probamos?


NEGACIÓN
Cuando ella se le negaba, él se mostraba comprensivo; cuando ella provocaba a otros hombres, él fingía divertirse; cuando lo engañaba con descaro, él miraba hacia otro lado. Finalmente ella se cansó y le pidió el divorcio.

Raúl Brasca
Argentina, 1948




TIRO EN LA NUCA
La silenciosa práctica del tiro en la nuca tiene, por supuesto, leyes rigurosas. Su territorio son los autobuses ciudadanos. El matador debe escoger un hombre para nunca moverse del asiento a sus espaldas. Sólo una cadena de casualidades hace posible la así llamada "situación de disparo", que ocurre cuando el matador queda sentado tras el último viajante. Los choferes son cómplices, fingen que nada ven, pero en el fondo admiran el olfato de los matadores para adivinar quién será el último que querrá descender. Raramente se oye el fatídico disparo: son demasiadas las casualidades requeridas. Por eso es que bajamos tantos vivos del transporte público.

Eduardo Berti
Argentina, 1964.




EL ILUSO Y LOS INCRÉDULOS
Hace calor. En el bar un grupo de hombres miran sin mirar los polvorientos rayos de luz que se filtran a través de la persiana.
-Puedo caminar por esos rayos -dice el iluso.
Los hombres se ríen y hacen apuestas. El iluso se trepa a uno de los rayos de luz, intenta dar un paso, tambalea y se cae. Los incrédulos cobran sus apuestas.


Ana María Shua
Argentina, 1951
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viernes, 25 de junio de 2010

Katherine Mansfield, tremenda sensibilidad de acero




En Wellington, Nueva Zelanda, nació, el 14 de octubre de 1888, Kathleen Mansfield Beauchamp, la más rebelde de las cuatro hijas del riquísimo matrimonio Beauchamp, rescatada de la indiferencia de sus padres por el afecto de su abuela materna, cuyo apellido adoptó cuando empezó a publicar.

A medida que Harold Beauchamp ascendía en el mundo de las finanzas (su mujer lo llamaba Mr. Business) debe haber comprendido que la educación de sus hijas era una buena inversión, de modo que Katherine y sus dos hermanas mayores fueron enviadas a Europa para completar sus estudios en el Queen´s College, de Londres.


Allí Katherine encontró enseguida todo lo que su individualismo reclamaba: continuó sus estudios de música, asistió a teatros y conciertos, tuvo una aventura romántica, vio publicado una de sus cuentos en la revista del colegio. Allí conoció a Ida Constance Baker, una compañera de estudios con quien mantuvo una amistad difícil pero indestructible a lo largo de toda su vida. Ella es la LM de las cartas y del Diario, tal vez la persona que mejor la conoció y más la toleró.

En su profesor de literatura encontró la guía que necesitaba para ordenar la lectura de sus ídolos: Oscar Wilde, en primer lugar, Walter Pater, Paul Verlaine y muchos más. Su diario de entonces registra esos entusiasmos que serían decisivos, como serían después los escritores rusos, especialmente Chejov. El Queen´s College actuó como un revelador de su propia personalidad, rica en imaginación, en perceptividad y con un moderado sentido del humor. "Mi vida eran las chicas, el profesor, el enorme edificio, el fuego crepitante en invierno y la abundancia de flores en verano.", recordaba años después. En Londres sintió que quería ser una artista y como tal debía arrancarle a la vida todo lo que le podía ofrecer.


El regreso a Wellington tenía que ser dramático; Londres en la memoria era el paraíso, Wellington un exilio. La reanudación de sus lecciones de violoncelo, sus contribuciones para el diario local, un viaje de seis semanas por territorio maorí le permitían sobrevivir. Pero ella quería algo más y así se lo planteó a su padre que finalmente consintió en dejarla volver a Londres con una modesta suma anual para su subsistencia.

El 9 de julio de 1908, Katherine dejó Nueva Zelanda para siempre. En el Diario anotaba: "He aquí un pequeño compendio de lo que necesito: poder, bienestar y libertad. Es la desesperadamente insípida doctrina de que el amor es la única cosa en el mundo, tal como se les enseña a martillazos a las mujeres, lo que nos traba tan cruelmente. Debemos desembarazarnos de esa pesadilla y entonces, sólo entonces, llegará la oportunidad de ser felices y libres."



El viaje a Europa desde Nueva Zelanda por el cabo de Hornos requería siete semanas de navegación. El Papanui llevaba 24 pasajeros de los cuales 2 eran mujeres. Al llegar a Montevideo -la primera escala- Katherine descendió con uno de los pasajeros. No hay testimonio directo de ese viaje, como lo hay del anterior, porque esa parte de su Diario no se conserva, pero al llegar a Londres confesó a una amiga que tenía la impresión de haber sido drogada en Montevideo, y aunque no podía recordar qué había pasado, insinuó que podía estar embarazada.

El viaje por mar parecía estimular su fantasía erótica de modos diversos. En el viaje anterior, de regreso a Wellington, estuvo todo el viaje junto a un jugador de cricket al que a bordo llamaban Adonis. En el Diario comenta el episodio: "Por lo tanto, sonriéndome a mi misma, me siento a analizar esta compleja emoción... Cuando estoy con él me invade un deseo absurdo: querría que me lastimara seriamente, me gustaría sentirme estrangulada por sus manos tan fuertes...".


Las emociones que la aguardaban en Londres podían ser tan complejas como las vividas (o imaginadas) en aquellas travesías. Allí volvió a encontrarse con su amigo de la infancia Arnold Trowell, un músico que estaba viviendo en Londres con su familia y, tal vez para expandir el campo de su experiencia emocional, se convirtió en la amante de Gerald, el hermano mellizo de Arnold. Muy poco tiempo después sorprendió a todos al casarse con George Bowden, un músico algo mayor que ella. Acompañada por su amiga Ida asistió a su casamiento enteramente vestida de negro, un golpe de efecto apropiado para lo que sería un matrimonio blanco; a la mañana siguiente abandonó a Bowden.


La noticia de un inesperado matrimonio y de un posible embarazo de paternidad dudosa bastó para que su madre viajara a Londres y hallara la solución: enviarla inmediatamente a Wörishofen, en Bavaria. "Algún día cuando me pregunten: `Madre, ¿dónde nací?´ y yo responda: `En Bavaria, querido´, volveré a sentir, creo, este frío físico y mental", anotaba. La pregunta nunca llegó a formularse: su hijo murió tras un parto prematuro. Pero en Bavaria, rodeada de un grupo de escritores y periodistas europeos entusiastas e independientes, sintió renacer su deseo de escribir. A este periodo corresponden las viñetas de diverso calibre sobre la vida en Alemania que integran su libro En una pensión Alemana (1911).



En enero de 1910, restablecida, Katherine regresó a Londres donde su talento empezaba a ser apreciado a partir de la publicación de algunos de sus cuentos en The New Age, revista que dirigía A. R. Orage, uno de sus amigos y sostenedores. Pero las experiencias vividas la hacían sentir desarraigada e insatisfecha. Sólo el testimonio de algún amigo permite reconstruir aquella época de la que no ha dejado huellas. Tal vez como un reflejo de su inseguridad y desamparo intentaba poner en escena su propia vida cediendo a una cierta noción del exotismo. En una de las muchas casas que habitó dispuso que la iluminación saliera de entre las flores o se lograra con velas apoyadas en una calavera.


En estos años de bohemia, Katherine vivía pobremente y para mantenerse llegó a desempeñar las más variadas ocupaciones. Gracias a sus conocimientos musicales y su facilidad para la música y la recitación, solía actuar como animadora en fiestas de gente rica. Rebecca West recordaba haberla visto en el nightclub de Freda Strindberg, "Cabe of the Golden Calf", entre decorados de Wyndham Lewis y Jacob Epstein, haciendo un número de cabaret vestida de china. También durante algunos años actuó como extra en varias películas, una experiencia que refleja en su cuento Pictures.



En 1911, en casa de unos amigos, conoció a John Middleton Murry, un joven escritor que editaba una revista literaria. Al despedirse, Katherine lo invitó a tomar el té y, dos meses después del primer encuentro, le propuso que se mudara a su departamento. Esta relación (se casaron en 1918) había de ser muy importante para ambos.


Fue una unión tormentosa agravada por la salud declinante de ella y por el egoísmo y la torpeza de él. Separados, no cesaban de escribirse; ella le reprochaba muchas cosas, se consideraba desprotegida pero no dejaba de extrañarlo, una contradicción que la acompañó hasta el final.

El juicio de sus contemporáneos no ha sido muy benévolo con Murry: Aldous Huxley lo retrató con rasgos muy duros en su novela Contrapunto. Según Leonard Wolf, "Murry pervirtió, dañó y destruyó a Katherine, tanto al ser humano como a la escritora. Fue una artista cabal pero su talento era el de un realismo intenso con un notable sentido del humor y la ironía, de un cinismo básico. Pero se vio enredada en el pegajoso sentimentalismo de Murry y escribió en contra de su propia naturaleza".



Dolorida por la muerte de su hermano Leslie en la guerra, Katherine se propuso, como un monumento a su memoria, rescatar los mejores momentos vividos en Nueva Zelanda. Así nacieron algunos de sus mejores cuentos: "Preludio", "El aloe", "La casa de muñecas" que, junto con "La fiesta en el jardín", "Felicidad" y "En la bahía", constituyen lo más celebrado de su obra.

Durante los años con Murry tuvo amistades que terminaron muy mal, con los escritores más destacados de la época, viajes, trabajo, una guerra, y la presencia cada vez más amenazante de la enfermedad. Katherine buscaba desesperadamente una cura para la tuberculosis que la estaba matando. Una última esperanza la llevó a ponerse en manos de Gurdieff en su reducto de La Prieuré, cerca de Fontainebleau, en Francia. Allí murió el 9 de enero de 1923.



La imagen de Katherine que Murry, como su albacea literario, ofreció al mundo, cercenando muchas veces el texto de las cartas y del Diario para hacer de ella un ser extraordinariamente angelical, sin contrastes, no le ha hecho mucho favor. Se necesitó el esfuerzo y la dedicación de algunos estudiosos que han investigado su vida y su obra para devolver a la luz una Katherine Mansfield íntegra en su dimensión humana.


A Katherine siempre le resultó difícil aceptar reglar preestablecidas como las de la familia, la escuela o el matrimonio. A su manera, con una gran dosis de coraje, sin ideología ni seguidores, libró una batalla solitaria contra los prejuicios e ideas heredadas de su época. Por eso parece una ironía que en la lápida que cubre su tumba en el pequeño cementerio de Fontainebleau se lea: "Katherine Mansfield, esposa de John Middleton Murry", como si eso fuera todo lo que importa para recordarla.


14/10/1888 – 09/01/1923





[A la muerte de su hermano menor, su hermano amado. Inicio de "Preludio"]
"Ahora siento el anhelo de escribir recuerdos de mi propio país. Sí; quisiera escribir sobre mi país, hasta que haya agotado cuánto se, no solamente porque así pagare una deuda a la patria en que hemos nacido mi hermano y yo, sino también porque en mis pensamientos recorro con él todos los antiguos parajes. ¡Ah, quiero que mi patria desconocida salte a los ojos del viejo mundo. Y que todo resulte misterioso, flotante."




[En Wellington, al regreso de Londres]
"Aquí, en mi cuarto, me siento como si estuviera en Londres. Escribir esa palabra me hace sentir que puedo estallar en lágrimas. ¿No es terrible amar tanto algo? Los hombres no me interesan nada, pero Londres es la vida. Yo deseo estar de acuerdo con mis mayores pero, ¿qué pasa conmigo? ¿Soy decididamente nadie o meramente vana en exceso? No lo sé... Pero soy terriblemente desgraciada. Eso es todo. Soy tan desdichada que querría estar muerta -y sin embargo sería una locura morir si se considera que todavía no he vivido nada."



[Inmediatamente antes de su partida de Nueva Zelanda]
Julio de 1908
"He aquí un pequeño compendio de lo que necesito: poder, bienestar y libertad. Es la desesperadamente insípida doctrina de que el amor es la única cosa en el mundo, tal como se les enseña a martillazos a las mujeres, lo que nos traba tan cruelmente. Debemos desembarazarnos de esa pesadilla y entonces, sólo entonces, llegará la oportunidad de ser felices y libres."



[Katherine habla con Katherine. Los múltiples yoes]
"Hay tanto que hacer y hago tan poco. Aquí la vida casi sería perfecta si siempre que pretendo trabajar lo hiciese de verdad. Fíjate en los cuentos y cuentos que sólo esperan un toque... Mañana. Pero fíjate en esta mañana, por ejemplo. No tengo ganas de escribir nada. Hace un día gris, plomizo, triste. Los cuentos parecen algo irreal, algo que no vale la pena escribir. No quiero escribir; quiero vivir. ¿Y qué quieres decir con eso? No resulta fácil explicarlo. ¡Ves, ya volvemos a estar en lo mismo!"

[Del Diario de Virginia Woolf, a raíz del primer encuentro entre ambas escritoras]
"En verdad, al primer golpe de vista me sentí un poco molesta por su ordinariez: esos rasgos tan duros y vulgares. Sin embargo, cuando esta impresión se atenúa, ella se muestra tan inteligente y enigmática que recompensa la amistad que se le brinda."


[Del Diario de Virginia Woolf, pocos días después del fallecimiento de Katherine Mansfield]
Enero de 1923
"Cuando empecé a escribir me pareció que no tenía sentido hacerlo. Katherine no podrá leerlo. Katherine ya no es mi rival. Estaba celosa de su escritura -la única de que haya estado celosa jamás-, en esta escritura yo veía, tal vez por celos, todos los rasgos de carácter que me desagradaban en ella. Nunca consideré lo suficiente su sufrimiento físico ni cuánto contribuyó a amargarla."


Frases del Diario de K.M.

"Cuando escriba sobre el violín debo recordar ese modo de subir levemente y de hundirse lastimeramente; el modo como busca".
"Lumbago. Es algo muy extraño. Tan inesperado, tan doloroso; debo recordarlo cuando escriba sobre un viejo. El gesto de levantarse, la pausa, la expresión enfurecida, y, cómo, por la noche, en la cama, uno tiene la impresión de quedar confinado"...

"Llueve, pero el aire es suave, cálido, humoso. Grandes goterones caen salpicando las lánguidas hojas, las flores del tabaco se doblan. De pronto se oyen unos crujidos en la hiedra."


“Por salud entiendo el poder llevar una vida plena, adulta, vivaz, el poder respirar en estrecho contacto con lo que amo: la tierra y sus encantos, el mar, el sol... Y también quiero trabajar. ¿En qué? Quiero vivir de un modo que pueda trabajar con las manos, el sentimiento y la cabeza. Quiero un jardín, una casita, la hierba, animales, libros, cuadros, música. Y que de todo eso, como expresión de todo ello, surja mi escritura. (Aunque tal vez esté escribiendo sobre cocheros, eso no importa.)"



"Quiero recordar cómo la luz se esfuma de una habitación... y una se esfuma con ella, es cancelada, allí quieta, sentada, con las rodillas juntas, las manos en los bolsillos...."


[Última entrada del diario, a tres días de su muerte]
"Todo va bien."


“Arriesga, arriésgalo todo”.
“Quiero trabajar…
Quiero vivir con mis manos,
mi sentimiento y mi cabeza…
Quiero escribir.”





Fuente: Luces y Sombras de Una Cuentista Rebelde, por Alberto Tabbia, revista de La Nación

Gurdjieff ¿charlatán o iluminado?





Maestro místico, filósofo, escritor y compositor ruso. Su figura oscila entre el aprecio y el desprecio del público. Las opiniones sobre los escritos de Gurdjieff y sus actividades, están divididas. Los simpatizantes lo consideran un maestro carismático que introdujo en occidente la sabiduría, psicología y cosmogonía ancestrales de oriente. Los críticos ven en él a un simple charlatán con un ego inmenso y una avidez total de glorificación perssonal.

Muchos célebres artistas, religiosos, místicos modernos, escritores y músicos, reivindican la influencia de Gurdjieff en su pensamiento: Osho, Frank Lloyd Wright, Keith Jarrett , George Russell, Alan Watts, Timothy Leary, Robert Anton Wilson, Robert Fripp, Jacob Needleman, John Shirley, Carlos Castaneda, Dennis Lewis, Peter Brook, Alejandro Jodorowsky, Louis Pauwels, PD Ouspensky, Lanza del Vasto, la escritora Katherine Mansfield, el compositor y cantante italiano Franco Battiato, quien inspirado por el trabajo de Gurdjieff compuso "Centro di gravita permanente", el mago Aleister Crowley, el espía Algernon Blackwood, Oscar Ichazo, Claudio Naranjo, Helen Palmer, quienes desarrollaron su concepto del eneagrama; entre otr@s.





Gueorgui Ivanovich Gurdjieff
* Nace: 13 de enero de 1872
* Lugar: Gyumri, Koumari, Armenia

* Muere: 29 de octubre de 1949
* Lugar: París, Francia

Libros:
* La vida es real solo cuando yo soy (1914)
* Relatos de Belcebú a su nieto (1946)
* Encuentro con hombres notables


Música:
Gurdjieff / de Hartmann, Music for the piano :
* Volumen 1 – Asian Songs and Rhythms
* Volumen 2 – Music of the Sayyids and the Dervishes
* Volumen 3 – Hymns, Prayers and Rituals
* Volumen 4 – hymns from a Great Temple and other selected works

Discografía:
* Gurdjieff, Improvisaciones (al armonio) 2 discos Ed. Janus, Paris.
* La música de Gurdjieff / de Hartmann, interpretado al piano por Thomas de Hartmann - 3 cd, ECM Records.
* Antología de la música de Gurdjieff / de Hartmann, interpretada al piano por Alain Kremski - 10 cd, Ed.
Audivis-Valois, Paris.


Frases:

El amor propio es señal de una elevada opinión de uno mismo. Si un hombre tiene amor propio, esto demuestra lo que vale.
Al hombre le es dado un número determinado de experiencias; al economizarlas, prolonga su vida.


El razonamiento activo se aprende con la práctica; debería ser practicado durante mucho tiempo y de muchas maneras variadas

Es imposible recordarse a sí mismo. Y la gente no recuerda porque quiere vivir sólo por medio de la mente. Y otras partes del cuerpo no tienen ningún deseo de recordar.


La gente no tiene idea de hasta qué punto es arrastrada por el miedo. Este miedo no es fácilmente definible. Hay momentos en que este miedo se vuelve casi una obsesión.


Sólo puede ser justo quien es capaz de ponerse en el lugar de otros.


Traten de verse a sí mismos, porque no se conocen. Deben darse cuenta de este riesgo; el hombre que trata de verse a sí mismo puede ser muy infeliz, porque verá muchas cosas malas, mucho que querrá cambiar, y ese cambio es muy difícil. Es fácil empezar, pero una vez que hayan abandonado su silla, será muy difícil conseguir otra, y esto puede causar una desdicha muy grande.


Todo en el mundo es material y, de acuerdo con la ley universal, todo está en movimiento y constantemente está siendo transformado.


La constante conciencia de la inevitabilidad de la muerte es el único medio para adquirir la urgencia para redefinir al hombre.


El hombre sólo puede alcanzar el conocimiento con la ayuda de quienes lo poseen. Esto debe ser entendido desde el principio. Uno debe aprender de los que saben.


El hombre puede renunciar a todos los placeres que quiera, pero no va a renunciar a su sufrimiento.


Si desea perder su fe, haga amistad con un sacerdote.


No hay tal cosa como una obra de arte inmortal.
Hay un solo arte: el más grande de todos, el arte de hacer de uno mismo un ser humano completo.




La vida de Gurdjieff es extraña y apasionante. Su figura se perfila hasta hoy como mítica y polémica porque es muy difícil disponer de registros históricos verificables, sobre todo en lo que se refiere a la primera etapa de su vida.
Prácticamente, sólo contamos con lo que él quiso decirnos en su obra “Encuentros con Hombres Notables”.
Dotado de notables poderes psíquicos, a muchos les parecía estar frente a un mago seductor y autoritario. Obsesionado con el despertar de la mecanicidad a las personas, se conducía a veces de manera chocante e inadmisible para los canones sociales. Pero quienes veían mas allá de este disfraz, descubrían a un hombre auténtico, capaz de generar trascendentales cambios en quienes lo rodeaban.

Su madre era armenia y su padre de origen griego. Dueño de numeroso ganado, el padre pastoreaba por obligación y cantaba por elección. Había heredado como ashokh, bardo y poeta, un amplio repertorio de mitos y leyendas folclóricas que contaba a su familia en las crudas noches de invierno. En el Gurdjieff niño quedó la huella indeleble de los cuentos del Mulah Nasrudin, sabio folclórico turco que trastocaba la realidad con historias hilarantes y pedagógicas.

La vida en Transcaucasia era dura y difícil, y por eso Gurdjieff fue criado espartanamente por su padre. El pequeño debía salir al patio, en invierno, de madrugada, para lavarse el aire libre y correr desnudo hasta que el sueño se disipara por completo.

Gurdjieff tenía 7 años cuando una plaga azotó la región y exterminó todo el ganado, enfrentando a la familia a una nueva vida llena de necesidades. Con calma ancestral, el padre se adaptó a las nuevas circunstancias e instaló una bodega de madera. La situación se complicó más cuando los ejércitos rusos pasaron por la ciudad a raíz de la guerra con el sultán Abdul. En medio de este panorama, Gurdjieff crecía con la convicción de ser único y diferente, quizás por la influencia de su abuela que en el lecho de muerte lo incitó a ser renovador: “... tú el mayor de mis nietos, escucha y acuérdate de mi ultima voluntad: en la vida jamás hagas nada como los demás. O bien no hagas nada en absoluto –ve solamente a la escuela- o bien haz algo que nadie hace...” recuerda Gurdjieff en Relatos de Belcebú a su nieto.

Curioso e inteligente, el niño dominaba ya varios idiomas: turco, armenio, ruso y griego. Fue enviado a la escuela municipal rusa y quizás no habría pasado de allí si no fuera porque llamó de un alto dignatario de la Iglesia ortodoxa rusa quien, a pesar de su rango, vivía con modestia y ayudaba a los pobres, tocaba el violín y era un apasionado de la astronomía, la química y la cultura asiría.

En 1879, la familia decidió que Giorgiades sería sacerdote o médico, y el sacerdote se hizo cargo – junto con los diáconos militares – de su entrenamiento: matemáticas, química, astronomía, historia, geografía, teología, anatomía y fisiología. La sed por aprender de Gurdjieff era inmensa. Leía todo lo que caía en sus manos, cuestionaba, preguntaba y ponía en jaque a sus maestros. El padre Borsh dedicaba mucho tiempo a conversar sobre las “leyes de la vida” con este joven en el que reconocía aptitudes intelectuales excepcionales.

En esa época Gurdjieff sobrevivía como la mayoría de los niños y jóvenes de Kars: con pequeños hurtos. Y aprendía de su tío a reparar máquinas y bordar almohadones. Al mismo tiempo, tomaba contacto con lo “mágico”, a traves de experiencias paranormales que exacerbaron su interés por comprender lo que estaba más allá de lo cotidiano.

A los 17 años, viaja a Tiflis para emplearse en el ferrocarril. Allí conoce a sus primeros compañeros en la búsqueda de conocimientos ocultistas, son tres y se mezclan con una ciudad poco escrupulosa en materia de moral y se ganan la vida con ciertos contratos poco claros.

Gurdjieff sentía un impulso irresistible por comprender claramente la precisa significación, en general, del proceso de la vida en la Tierra de las diferentes formas de criaturas, y en particular de la finalidad de la vida humana a la luz de estas interpretaciones.

Los interrogantes eran demasiado profundos para ser respondidas por los sistemas filosóficos y religiosos conocidos. El joven empezó a sentir el susurro de antiguas voces que quizás tendrían las respuestas. Se preguntaba si la verdad no estaría escondida en los templos ocultos de los iniciados, ¿existían aun los esenios, los pitagóricos, la mítica hermandad de Sarmung?

En 1886, los amigos encuentran la primera clave cuando escarbaban en las ruinas de Ani. Entre unos pergaminos, descubren una referencia de la “Hermandad Sarmung”, que sugería que había sido una escuela de los aisores, situada “entre Urnia y Kurdistan”.

Gurdjieff decide viajar a esa amplia zona. Su meta es encontrar el monasterio y ser aceptado en él. Este proyecto incierto es el comienzo de una búsqueda por Transcaucasia y Asia Central protagonizada por él como un guerrero espiritual, que después de veinte años volverá al mundo para transmitir con increíble energía todo lo aprendido en esos épicos viajes.


En ese periodo, su autorretrato lo muestra ganándose la vida como un astuto empresario de alfombras orientales y antigüedades; negociante de petróleo y arenques en vinagre; reparador de máquinas de escribir y coser; dueño de restoranes que abría y cerraba con la mayor facilidad. Con habilidad de artista pintaba gorriones, y curaba por hipnosis a drogadictos y alcohólicos. Según rumores no confirmados, también fue agente político.

Gurdjieff solía decir a sus discípulos que hay que ser maestro de este mundo antes de poder dominar el otro mundo, un ejemplo de ello es el modo en que siempre se procuró la manera de sustentar su trabajo espiritual.

Los senderos secretos lo llevaron, entre 1898 y 1899, a algún lugar del norte de Afganistán. Con los ojos vendados, por fin fue guiado por cuatro jinetes hasta el monasterio Sarmung, donde Gurdjieff comprendió en profundidad el significado de las Danzas Sagradas, el Eneagrama y la armonía de los números: corpus iniciativo de su enseñanza futura.


Este encuentro con la milenaria sabiduría oculta en las montañas es tomado por muchos como una alegoría, ya que es imposible comprobar su verdad histórica. Gurdjieff jamás dio la ubicación exacta del monasterio.

En su recorrido por los centros iniciativos no podía faltar el Tibet, donde estudio (alrededor del 1900) danzas rituales, medicina y técnicas psíquicas. De allí, a causa de una refriega entre tribus montañesas, vuelve gravemente herido de bala. Sufre entonces, una profunda experiencia mística que lo lleva a asumir el sentido de responsabilidad, “lo que a Él le es posible e imposible en el dominio del gran mundo, debe serme posible e imposible en el dominio de mi pequeño mundo” – dijo. A partir de ese día intensifica su búsqueda del autodominio.

Todo el horror de la situación de las comarcas donde estuvo lo hace percibir al hombre en su estado de sueño profundo, sufriendo por sus pasiones y sin ningún objetivo.

Aunque se había prometido a sí mismo no usar sus poderes psíquicos, se establece en Tashkent, capital de Turkestan, para transformarse en “Instructor Profesor” de ciencias supranaturales. Quizás lo hizo porque necesitaba tener tranquilidad económica para sintetizar el conocimiento acumulado y enseñarlo. Y, también, porque los rusos europeizados eran un rico campo para el estudio de la psicología humana.

A principios de 1912, llega a Moscú. Después de recorrer las conmocionadas calles moscovitas, recibía en las noches a la gente disfrazado de “el príncipe Orzay”, con turbante y bata de seda. En esos días, conoció a la condesa Julia Osipovna Ostrowska, con quien permaneció casado hasta la muerte de ella.

Poco a poco, se va formando un grupo de seguidores importantes, entre los que se destaca P.D. Ouspensky, a quien conoce en 1915. Un año antes, Gurdjieff había supervisado la primera obra literaria de su enseñanza, escrita por un discípulo anónimo y titulada Vislumbres de la Verdad. Hay vientos de guerra y revolución lo que obliga a Gurdjieff a moverse buscando una plaza segura. A fines de 1917 se traslada a Essentuki, en el Caucaso. La nueva sede del Instituto para el desarrollo Armónico del Hombre seria una prueba de fuego para sus alumnos.

En jornadas inacabables e intensas, practican danzas sagradas, telepatía, ayunos, caminatas y sus famosos ejercicios del “stop” y los “brazos extendidos”. Se producen alejamientos.

En plena revolución, la ciudad pasaba de mano en mano y nadie tenia la vida asegurada. Como un prestidigitador, inventa una expedición en busca de dólmenes; consigue los permisos correspondientes y parte con sus alumnos en un viaje complicado y no exento de peligros que culmina en Tiflis, capital de Georgia, todavía en manos del ejército zarista.

La idea de instalarse en Alemania no prospera por litigios legales, tampoco el ofrecimiento de sus seguidores en Londres, por lo que Gurdjieff pone sus ojos en Francia. A pesar de todos estos cambios, “el trabajo” (término con el que se denomina a la práctica concreta de las enseñanzas gurdjieffianas) se mantiene y el grupo continúa; ya que precisamente el cuarto camino -vía evolutiva dentro de la cual se inscribe ese trabajo- se desarrolla entre las tormentas de la vida cotidiana.

En octubre de 1922, el grupo se cambio a Fontainebleau, al sur de Paris, a una hermosa mansión de la aristocracia francesa.

Como siempre, Gurdjieff apeló a todos sus recursos para financiar el subido alquiler, alimentar a todos y enfrentar la misión de levantar una nueva sede. Rodeado de bosques y magnificos jardines, este era el lugar ideal para el Trabajo.

Inmediatamente, comienzan las tareas para adaptar la casa. Desde el amanecer hasta la noche, los seguidores preparan las salas para los ejercicios físicos y las danzas sagradas, construyen el teatro, los establos y la casa de estudios.

Los “filósofos del bosque”, como se les denominaba en la época, suscitaban no pocos comentarios en los que estaban fuera. Especialmente conflictiva fue la muerte, por tuberculosis, de la escritora Katherine Mansfield, ocurrida en Fontainbleau en 1923: Gurdjieff le indica que viva en los establos porque la bosta de los animales era benéfica para sus pulmones enfermos. Los periodistas condenan el Instituto haciéndose eco de la opinión de muchos detractores. A pesar de esto, es visitado por lo más representativo de la “intelligentzia” europea.

Gurdjieff emplea la técnica del sobreesfuerzo para “despertar” la conciencia dormida y mecánica de sus discípulos. Las jornadas son agotadoras: danzas, ejercicios gimnásticos, difíciles prácticas de concentración, meditaciones .... El 13 de diciembre de 1923 se realiza la primera representación pública de las danzas sagradas, en el Teatro de los Campos Eliseos, impresionando al sofisticado público parisino.

Una etapa de agitadas y sucesivas giras se inicia con representaciones de las danzas en Nueva York y Chicago. El éxito es estruendoso y se empieza a hablar de Gurdjieff en los periódicos de todo el mundo.

En el verano de 1924 Gurdjieff sufre, camino a Paris, un accidente de automóvil casi fatal. Los médicos no dan esperanza de vida, pero el agonizante se recupera milagrosamente, creando a su alrededor una atmósfera todavía mas mítica. El accidente sume a Gurdjieff en una crisis y resuelve dar un rumbo distinto a su labor.

Aleja a los “parásitos” con el pretexto de que se cerraría el Instituto y empieza a escribir su obra Relatos de Belcebú a su nieto. Su atrevida sintaxis, disgresiones, dislocaciones secuenciales y complicado estilo, la hacen una obra espiritual complicada y polémica. Quizás porque como todo lo gurdjieffano, la verdad sólo puede alcanzarse experimentando por sí mismo.

Los siguientes años no son fáciles. En 1926, muere su mujer de un cáncer prolongado. Las deudas de Fontainebleau son cuantiosas y la salud del maestro esta muy debilitada. Se suma su desesperación por el poco nivel de desarrollo de sus discípulos.

Inicia la producción de su libro, que más tarde se llevaría al cine (Encuentros con Hombres Notables, de Peter Brooke). Al mismo tiempo que promueve el alejamiento de seguidores indeseados, continúa con sus viajes a Norteamérica. Finalmente, en 1933, pierde la mansión que lo albergó durante mas de una década.

De regreso en Paris, Gurdjieff se aboca a continuar su obra literaria y a emprender varios viajes, muchas veces conflictivos debido a su despótica personalidad. Nuevos y antiguos seguidores se agrupan en torno de él en su departamento. Gurdjieff comienza a cosechar en terreno complicado, ya que debe conjugar, pensando en el futuro, la interacción de discípulos de origen, nacionalidad y desarrollo muy disímiles.

Sus habilidades comerciales le permiten sobrellevar la segunda guerra mundial sin mayores sobresaltos. Los pupilos se agrupan para compartir y aprender en un departamento atestado de gente, en el que la actividad comenzaba al mediodía con la lectura de los escritos aun inéditos del maestro. Le seguía una comida ceremonial de media tarde. Entonces, los invitados se retiraban para regresar en la noche, continuando los diálogos y lecturas. Después de una cena tardía, se iban a las dos y media de la mañana.

En 1949, realiza su última visita a Estados Unidos para supervisar la edición de sus libros. Ese mismo año, su salud empeora y, tras realizar la coreografía de su último “movimiento”, se desploma y es conducido al Hospital Americano de Neuilly.

Rodeado de discípulos, antes de caer en la inconciencia, les lega su ultima ironía: “os dejo metidos en un lío ...”
Falleció en la mañana del 29 de octubre y fue sepultado en Fontainebleau, Avon, junto a su madre y esposa.






wikipedia.org/wiki/George_Gurdjieff
/www.frasesypensamientos.com.ar/autor/george-gurdjieff.html
/www.gurdjieff.com.ar/gurdjieff.php

jueves, 24 de junio de 2010

Chéjov, el escritor que adoramos




Antón Pávlovich Chéjov (en ruso Антон Павлович Чехов), (* Taganrog, 17 de enerojul./ 29 de enero de 1860greg. - Badenweiler (Alemania), 2 de juliojul./ 15 de julio de 1904greg.) fue un médico, escritor y dramaturgo ruso. Encuadrable en la corriente naturalista, fue maestro del relato corto, siendo considerado como uno de los más importantes escritores de cuentos de la historia de la literatura. Como dramaturgo escribió cuatro obras, y sus relatos cortos han sido aclamados por escritores y crítica. Chéjov compaginó su carrera literaria con la medicina; en una de sus cartas escribió al respecto:
La medicina es mi esposa legal; la literatura, sólo mi amante.
Dejó de escribir obras teatrales después de la mala acogida que tuvo su obra La gaviota (en ruso: "Чайка" en el año 1896. Sin embargo, esta misma obra tuvo un gran éxito en el año 1898, interpretada por la compañía Teatro del Arte de Moscú de Konstantín Stanislavski, interpretando también Tío Vania ("Дядя Ваня", Las tres hermanas ("Три сестры" y El jardín de los cerezos ("Вишнëвый сад".


Al principio Chéjov escribía simplemente por razones económicas, pero su ambición artística creció, introduciendo innovaciones que han influido en la evolución de los relatos cortos.

Su originalidad consiste en el uso de la técnica del monólogo, adoptada más tarde por James Joyce y otros escritores del Modernismo anglosajón, además del rechazo de la finalidad moral presente en la estructura de las obras tradicionales. No le preocupaban las dificultades que esto planteaba al lector, porque consideraba que el papel del artista es realizar preguntas, no responderlas.

Biografía


Chéjov nació en Taganrog, el puerto principal del Mar de Azov. Era hijo de un tendero y nieto de un siervo que compró su libertad. Chéjov era el tercero de seis hermanos. Su padre, Pavel Yegorovich Chéjov, director del coro de la parroquia y devoto cristiano ortodoxo, les impartió una disciplina estricta y muy religiosa, que a veces adquiría rasgos despóticos. Ese es uno de los motivos por los que Chéjov siempre fue un amante de la libertad y de la independencia. La madre de Chéjov, Yevgeniya, era una gran cuentacuentos, y entretenía a sus hijos con historias de sus viajes junto a su padre (un comerciante de telas) por toda Rusia.
El padre de Chéjov empezó a tener serias dificultades económicas en 1875; su negocio quebró y se vio forzado a escapar a Moscú para evitar que lo encarcelaran. Hasta que no finalizó sus estudios de bachillerato en 1879, Antón no se reunió con su familia. Comenzó a estudiar Medicina en la Universidad de Moscú.


En un intento de ayudar a su familia, Chéjov empezó a escribir relatos humorísticos cortos y caricaturas de la vida en Rusia bajo el pseudónimo de “Antosha Chejonté”. Se desconoce cuántas historias escribió Chéjov durante este periodo, pero se sabe que se ganó con rapidez fama de buen cronista de la vida rusa.
Chéjov se hizo médico en 1884 pero siguió escribiendo para diferentes semanarios. En 1885 comenzó a colaborar con la Peterbúrgskaya gazeta con artículos más elaborados que los que había redactado hasta entonces. En diciembre de ese mismo año, fue invitado a colaborar en uno de los periódicos más respetados de San Petersburgo, el Nóvoye vremia. En 1886 Chéjov se había convertido ya en un escritor de renombre. Ese mismo año publicó su primer libro de relatos, Cuentos de Melpómene; al año siguiente ganó el Premio Pushkin gracias a la colección de relatos cortos Al Anochecer.



En 1887 a causa de una debilitación de su salud (primeros síntomas de la tuberculosis que acabaría con su vida) Chéjov viajó hasta Ucrania. A su regreso se estrenó su obra La Gaviota, un éxito que interpretó la compañía del Teatro de Arte de Moscú, tras una primera interpretación absolutamente desastrosa en el teatro Alexandrinski de San Petersburgo un año antes.
El éxito que cosechó fue debido en gran medida a la compañía del Teatro del Arte de Moscú, anteriormente citada, que dirigida por Konstantín Stanislavski había visto la necesidad de crear un nuevo medio artístico basado en la naturalidad del actor para expresar de manera adecuada las tribulaciones y los sentimientos de los personajes de Chéjov.
Antón escribió tres obras más para esta compañía: Tío Vania (1897), Las Tres Hermanas (1901) y El Jardín de los Cerezos (1904), todas ellas de gran éxito. En 1901 contrajo matrimonio con Olga Leonárdovna Knípper, una actriz que había actuado en sus obras.


Aparte de su faceta como autor teatral, Chéjov destacó como autor de relatos, creando unos personajes atribulados por sus propios sentimientos que constituyen una de las más acertadas descripciones del abanico de variopintas personas de la Rusia zarista de finales del siglo XIX y principios del XX. Destacar el relato Campesinos de 1897, el inquietante El pabellón nº 6 de 1892 y el apasionado La dama del perrito publicado en 1899, que surgió como contraposición a Anna Karénina de Tolstoi, ya que el propio autor afirmó que "no deseo mostrar una convención social, sino mostrar a unos seres humanos que aman, lloran, piensan y ríen. No podía censurarlos por un acto de amor."

Muerte


Chéjov pasó gran parte de sus 44 años gravemente enfermo a causa de la tuberculosis que contrajo de sus pacientes a finales de 1880. La enfermedad lo obligó a pasar largas temporadas en Niza (Francia) y posteriormente en Yalta (Crimea), ya que el clima templado de estas zonas era preferible a los crueles inviernos rusos.
En mayo de 1904 ya se encontraba gravemente enfermo, por lo que el 3 de junio se trasladó junto con su mujer Olga al spa alemán de Badenweiler, en la Selva Negra. Desde allí escribió cartas a su hermana Masha, en las que se podía apreciar que Chéjov estaba animado. En ellas describía las comidas que le servían y los alrededores, y aseguraba que se estaba recuperando.

En su última carta, se quejaba del modo de vestir de las mujeres alemanas. Fallece el 4 de julio. Su cuerpo fue trasladado a Moscú en un vagón de tren refrigerado que se usaba para transportar ostras, hecho que molestó a Máximo Gorki.11 Está enterrado junto a su padre en el cementerio Novodévichi en Moscú.

Influencia humana

Aunque ya era conocido en Rusia antes de su muerte, Chéjov no se hizo internacionalmente famoso hasta los años posteriores a la Primera Guerra Mundial, cuando las traducciones de Constance Garnett al inglés ayudaron a popularizar su obra.
Las obras de Chéjov se hicieron tremendamente famosas en Inglaterra en la década de los 20 y se han convertido en todo un clásico de la escena británica. En Estados Unidos, autores como Tennessee Williams, Raymond Carver o Arthur Miller utilizaron técnicas de Chéjov para escribir algunas de sus obras.

Obras

Teatro
• Platónov («Безотцовщина», 1881) – obra en cuatro actos
• Sobre el daño que hace el tabaco («О вреде табака», 1886) – monólogo en un acto
• Ivánov («Иванов», 1887) - cuatro actos, gran éxito de escena
• El oso («Медведь», 1888) - comedia de un acto
• El pedido de mano («Предложение», 1888-1889) – comedia en un acto
• La boda («Свадьба», 1889) – escena en un acto
• El demonio de madera («Леший», 1889) – comedia en cuatro actos
• Tatiana Repina («Татьяна Репина», 1889) – drama en un acto
• La gaviota («Чайка», 1896) – comedia en cuatro actos
• Tío Vania («Дядя Ваня», 1899-1900) – obra bucólica en cuatro actos
• Las tres hermanas (obra de teatro) («Три сестры», 1901) – drama en cuatro actos
• El jardín de los cerezos («Вишнёвый сад», 1904) – comedia en cuatro actos
Ensayos
• Un viaje a Sajalín («Остров Сахалин» - 1895)
• Cuaderno de notas
Relatos cortos y cuentos
• ¡Abolidos! (1885)
• Alegría (1883)
• Apellido de caballo / El apellido caballuno (1885)
• Arte
• Barullo
• Beldades
• Boda por interés (Novela en dos partes) / Un casamiento por interés (Novela en dos tomos) / Matrimonio por interés (Novela en dos partes) (1884)
• Borrachera tenaz
• Campesinos / Muzhiks (Campesinos)
• Cantores / Los cantores (1884)
• Caramillo
• Cazador / El cazador (1885)
• Cerrazón
• Champagne. Relato de un granuja
• ¡Chisst...! / ¡Tssss!...
• Cirugía / La cirugía (1884)
• Contrariedades de la vida
• Cronología viviente / Cronología viva (1885)
• Cuartos de hotel (1885)
• De mal en peor / De la sartén a las brasas (1884)
• Del diario de un ayudante de contable (1883)
• Después del teatro
• Dolor
• Dos valientes
• Duschechka
• El álbum (1884)
• El arte de la simulación / Los simuladores (1885)
• El beso
• El billete de lotería / La lotería
• El cadáver (1885)
• El camaleón (1884)
• El caso de un bachiller
• El consejero secreto
• El cuervo (1885)
• El delincuente / El malhechor (1885)
• El drama
• El escritor (1885)
• El espejo (1885)
• El espejo torcido (Cuento de navidad) / El espejo curvo (Cuento de navidad) (1883)
• El feliz mortal
• El fugitivo
• El galán joven / El primer galán
• El gordo y el flaco (1883)
• El incendio (Pieza en dos actos)
• El invitado inquieto (1886)
• El juez pesquisor
• El león y el sol
• El libro de reclamaciones (1884)
• El marido
• El monje negro (1894)
• El orador
• El padre de familia (1885)
• El Pechenega (1897)
• El pensador (1885)
• El portero inteligente (1883)
• El preceptor (1884)
• El repetidor (1884)
• El signo de admiración (Cuento de navidad) (1885)
• El suboficial Prishibiéiev(1885)
• El talento
• El trágico / El actor trágico (1883)
• El triunfo del vencedor (Relato de un registrador colegiado en retiro) (1883)
• El uniforme del capitán(1885)
• El vengador
• El vint(1884)
• El zapatero y la fuerza maligna
• En casa (1887)
• En el barranco (1900)
• En el camino
• En el cementerio (1884)
• En el departamento de correos / En la oficina de correos (1883)
• En el mar (Relato de un marino) (1883)
• En el tribunal
• En fiestas
• En la barbería / En la peluquería (1883)
• En la fonda / En la casa de huéspedes / En la hospedería
• En la hacienda
• En la oscuridad
• En la primavera
• En los baños públicos / En la casa de baños (1885) • En Semana Santa
• En tierras extranjeras / En tierra extranjera (1885)
• En vísperas de Cuaresma
• Enemigos (1887)
• Ensueños
• Entre chiquillos
• Era ella / ¡Era ella!
• Espíritus en ebullición (De los anales de una ciudad) / Los ánimos se exaltan (De los anales de una ciudad) (1884)
• Esposa / La esposa (1895)
• Estudiante / El estudiante
• Exageró la nota(1885)
• Examen de ascenso / Exámenes para ascender de grado (1884)
• Exceso de precaución
• Extraviados (1885)
• Flores tardías (1882)
• Fracaso
• Frente blanca
• Galimatías
• Gente difícil
• Gente sobrante / Gentecilla (1885)
• Grisha / Grischa
• Historia anónima
• Historia de mi vida(1896)
• Historia de un contrabajo / El amor de un contrabajo
• Historia de una anguila
• Historia ruin(1882)
• Hombre enfundado / El hombre enfundado
• Ilegalidad
• Impresiones fuertes / Las sensaciones fuertes
• Intrigas
• Ionich
• Ivan Matveich / Iván Matveievitch
• Kashtanka
• La boda
• La calumnia (1883)
• La celebridad / Fama
• La cerilla sueca (Relato penal) / La cerilla sueca (Relato policíaco) (1883)
• La cigarra
• La cocinera se casa (1885)
• La consulta (1883)
• La corista / Una corista (1886)
• La dama del perrito / La señora del perro
• La desventura / La desgracia (1885)
• La dote (1883)
• La estepa (1888)
• La grosella
• La hija de Albión (1883)
• La joya robada
• La lectura (Relato de un viejo experimentado) / La lectura (Relato de un viejo gorrión) (1884)
• La lezna en el saco (1885)
• La lota (1885)
• La mariscala / Con la mariscala de la nobleza (1885)
• La máscara (1884)
• La muerte de un funcionario (1883)
• La mujer del boticario / La boticaria
• La noche anterior al juicio (Relato de un acusado)
• La nueva dacha
• La obra de arte
• La sala número seis / El pabellón nº 6 / El loco
• La suerte femenina / La dicha de ser mujer(1885)
• La última mohicana (1885)
• Ladrones
• Las botas / Las botas cambiadas (1885)
• Las islas voladoras
• Las ostras(1884)
• Lengua imprudente / La lengua larga
• Los nervios (1885)
• Los niños / Los chicos
• Los señores ciudadanos (Comedia en dos actos) / Los señores del municipio (Pieza en dos actos) (1884)
• Maestra de escuela
• Maestro
• Mal humor / De mal humor (1884) • Mal tiempo
• Mala suerte
• Mártires
• Medidas sanitarias / Medidas preventivas / Medidas pertinentes (1884)
• Memoria de un hombre colérico
• Mendigo
• Miedos / El miedo
• Modorra
• Moscú, plaza de Trúbnaia(1883)
• Muchachos
• Obispo
• Ocaso de un actor
• Pequeñeces de la vida
• Perpetuum mobile (1884)
• Pesadilla
• Poliñka / Polinka
• Por asuntos del servicio
• Princesa
• Problema
• Relato de la señora N. N.
• Relato de un desconocido
• Relato de un jardinero mayor
• Remedio contra la embriaguez (1885)
• Réquiem
• Retahíla(1885)
• ¡Qué público! / ¡Ah, el público! (1885)
• Señoras
• Sirena
• Sobre el amor / Del amor
• Socorro de urgencia
• Soporífero atontamiento (1885)
• Sueño
• Tifus
• Tristeza / La tristeza (1885)
• Un “Dvornik” inteligente
• Un acontecimiento
• Un ángel
• Un asesinato / Un crimen
• Un asunto infame
• Un bromista / La bromita (1886)
• Un buen final / Un buen fin / Un final feliz
• Un caso en la rutina de los juzgados (1883)
• Un caso profesional
• Un caso sin importancia
• Un descuido
• Un empresario debajo del diván (Historia entre bastidores) / El empresario bajo el diván (Historia de entre bastidores) (1885)
• Un enigma
• Un hombre conocido
• Un hombre extraordinario
• Un huésped inquietante
• Un informe
• Un niño maligno / Un muchacho protervo / El chico travieso (1883)
• Un peluquero desesperado
• Una “Ana” colgada al cuello / Ana colgada al cuello / Ana al cuello (1895)
• Una apuesta
• Una casa con buhardilla (Relato de un pintor) / Casa con desván (1896)
• Una casa vieja (Relato de un casero)
• Una condecoración / La condecoración / La medalla (1884)
• Una criatura indefensa / Un ser indefenso / Un ser débil
• Una naturaleza enigmática / Un carácter enigmático (1883)
• Una noche terrible / Una noche de espanto / Una noche de miedo (1884)
• Una perra cara / Un perro caro (1885)
• Unas lecciones caras
• Vania se examina de griego (1883)
• Vecinos
• Vejez (1885)
• Venganza / La venganza
• Veraneantes / Los veraneantes (1885)
• Verochka
• Whist
• Yañka
• Zinochka / Zínochka


HASTA AQUÍ WIKIPEDIA!!!


De ahora en más, sus “Cuaderno de notas” de Anton Chejov: una libretita de apuntes que llevaba a todas partes y en la que anotaba sus ocurrencias, sus ideas, hacía bocetos de dibujos plenos de humor, comentarios caricaturescos sobre las personas que veía, opiniones…. Lo publicó en 2008 La Compañía de los Libros, Buenos Aires. ¿Te imaginas que encontraras olvidado en un banco la agenda de bolsillo de Chéjov? Sus notas personales sobre asuntos prácticos (cobros, pagos, deudas, vida social, …), sus apuntes para sus obras posteriores (ideas para títulos, temas, personajes, …) o sus lecturas.


Si la humanidad ha llegado a concebir la historia como una serie de batallas, es porque antes consideró que la lucha era esencial para la vida.

Iván no respeta a las mujeres: espontáneo por naturaleza, las toma como son. Si uno escribe sobre las mujeres, quiéralo o no, está obligado a escribir también sobre el amor.

El deseo de servir al bien común debe ser también una necesidad del corazón, una condición de la felicidad personal; si no proviene de allí, si nace solo de consideraciones teóricas o de otro tipo, no sirve.

Los hipócritas ordinarios aparentan ser palomas; los hipócritas de la política y de la literatura, águilas. Que su aire aquilino no te intimide. No son águilas, solo ratas, o perros.

Siendo la diferencia entre los climas, las mentalidades, las energías, los gustos, las edades y los puntos de vista, un dato incontestable, la igualdad de los hombres jamás será posible. La desigualdad debe considerarse, por tanto, como una ley inmodificable de la naturaleza. Pero nosotros somos capaces de volver inocua esta desigualdad, como lo hacemos con la lluvia o con los osos. A este respecto, la educación y la cultura harán grandes conquistas. Un científico ha podido lograr, de manera excelente, que un gato, una rata, un halcón y un gorrión coman de la misma escudilla.

El pueblo son aquellos más brutos y más sucios que nosotros; y nosotros, nosotros jamás somos el pueblo. La dirección general de impuestos nos divide en simples contribuyentes y en privilegiados... Pero ningún distingo es válido: pueblo somos todos, y nuestras mejores obras son las obras del pueblo.

Ahora la gente se vuela la tapa de los sesos porque está harta de la vida o por razones semejantes; en otra época, por haber malgastado dinero del erario público.

Los viejos son voraces.

¿Por qué a Hamlet lo obsesionan tanto las visiones del más allá, cuando nuestra vida real está presa de imágenes mucho más horribles?

Pedí a un músico muy conocido una entrada para un joven; me respondió: "Se ve que usted no es músico". Le respondí: "Se ve que usted es rico".

Envidia tanto que bizquea.

Alabamos todo aquello que tememos.

Lo que sentimos cuando estamos enamorados es, probablemente, normal. El estado amoroso indica a cada persona cómo debe ser.

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“Lo he visto todo. No obstante, ahora no se trata de lo que he visto sino de cómo lo he visto”, escribió Anton Chéjov en cierta ocasión. No es una diferencia poco importante, puesto que en ella radica la fascinación que la narrativa del escritor ruso ha provocado en varias generaciones de escritores y lectores de todo el mundo, asombrados ante su talento irreductible para explicar un mundo hostil y ajeno a los personajes a través de la observación más sutil y con una prosa de la mayor sencillez.

En los mejores relatos de Chéjov es lo que no se dice lo que importa realmente, nunca lo dicho, y es por ello que este magisterio (tan bien aprovechado por Ernst Hemingway, Raymond Carver o Tobias Wolff) permanece sólo al alcance de los lectores que deseen inferirlo de sus relatos o de libros como los imprescindibles Consejos a un escritor (2004), Sin trama y sin final: 99 consejos para escritores (2005) y ahora este Cuaderno de notas.

El Cuaderno de notas forma serie con las libretas de apuntes de muchos otros autores (con el cuaderno de Julien Gracq en un lugar de preeminencia), pero lo que lo destaca de entre ellas es su carácter heterogéneo: las notas tomadas por Chéjov entre 1891 y 1904, año de su muerte, no son autobiográficas, aunque a menudo narran viajes reales realizados por su autor o situaciones que le sucedieron a él o a otras personas de su entorno, ni son borradores explícitos de obras específicas, aunque Chéjov suele apuntar títulos y nombres (casi todos grotescos) para posibles personajes.

Se trata más bien de miniaturas y esbozos escritos para un uso personal y privado y sin la intención de ser publicados en el futuro pero que, sin embargo, tienen la plasticidad, el sentido del humor melancólico y escéptico y la gracia de toda la obra del escritor ruso. Así, algunas notas narran situaciones triviales (“Día 20. Nos levantamos a las ocho de la mañana. Visita a la catedral de San Esteban. Compra de una bolsista de tabaco a 4 guldens”), otras son graciosas (“Se me ha ocurrido un truco para escribir en el tren. Funciona, puedo escribir, pero mal”; “Los muertos no se avergüenzan aunque hieden horriblemente”; “El suelo es tan rico que si uno planta aquí un limonero, un año más tarde brota un coche”), tienen un carácter político (“¿Los aristócratas? Las mismas formas odiosas, la misma negligencia física, las mismas toses con flema, la misma vejez desdentada, y la misma muerte desagradable que los pequeñoburgueses”; “No existe una ‘ciencia nacional’, del mismo modo que no existe la tabla de multiplicar nacional; lo nacional no tiene nada que ver con lo científico”) o trazan un retrato despiadado y embrutecido de Rusia y sus habitantes (“Rusia es una inmensa llanura por donde pasea un maleante”).

También hay notas filosóficas: “Salomón se equivocaba al ansiar sabiduría”, “Cuando estamos sedientos tenemos la impresión de que podríamos beber el mar entero: eso es la fe. Pero cuando comenzamos a beber, sólo podemos tomar uno o dos vasos: eso es la ciencia” u “Oponerse al mal es imposible; oponerse al bien, no”.

Este tipo de pequeñas iluminaciones que adquieren la forma de aforismos (“Un perro hambriento sólo cree en la carne”, “En los hoteles rusos huelen mal los manteles limpios”, “Un hombre honesto llega a sentir vergüenza, a veces, delante de un perro”) están entre lo más destacado del libro y funcionan como cuentos brevísimos de una contundencia inusual, al igual que los comienzos de relatos nunca escritos o sus resúmenes, que podrían dar de comer a un escritor de un talento inferior al de Chéjov durante toda su vida: “Él no había sido feliz más que una sola vez en su vida: bajo un paraguas”, “Al regresar a su pueblo, al pasar frente a la casa donde Nina se moría, ella vio papeles blancos sobre las ventanas”, “Desde Petersburgo, el lacayo Vasili vuelve a su casa en el distrito de Vereisk, cuenta a su mujer y a sus hijos toda clase de cosas, pero ellos no le creen, piensan que se da aires y se ríen de él. Él se da un atracón de carnero”.


El Cuaderno de notas de Chéjov no es exactamente autobiográfico, como hemos dicho, aunque apuntes como el de una receta para curar la transpiración excesiva de los pies deban ser incluidas probablemente en ese rubro. Sin embargo, el propio Chéjov, y ya no sólo sus opiniones, se cuela en el libro con una insistencia sólo disimulada por una pudorosa tercera persona: “En su vida, sólo había dos fuentes de verdadera felicidad: los escritores y, a veces, la naturaleza”.

Esta discreción sólo es dejada de lado en pasajes puntuales que narran eventos que parecen haber sido de gran importancia para su autor; así, la visita del 12 de setiembre de 1901 o la llamada del 7 de diciembre de 1901 a León Tolstoi son registradas escueta pero significativamente. Chéjov dice que hablaron pero no cuenta de qué, y esa ausencia no sólo pesa al lector, que hubiera deseado saber qué se dijeron los dos grandes escritores rusos, sino también recuerda que en la narrativa del escritor ruso es lo que no se dice lo importante.


Richard Ford escribió en la introducción a su antología de relatos de Chéjov publicada en 2001 que éste “casi siempre nos aborda con una gran seriedad centrada en algo que se propone hacer irreductible y accesible, y mediante esta concentración quiere insistir en que nos tomemos la vida a pecho”. Sin embargo, hay una liviandad trágica y una ironía en la obra de Chéjov que induce al lector a no tomarse nada en serio, incluyendo al propio autor. El mundo podría ser dividido entre quienes prefieren la vastedad atormentada de Dostoievski a la brevedad desencantada de Chéjov, que aún sonríe tristemente ante los grandes dramas de nuestras vidas ridículas; para quienes prefieran al segundo, éste es el libro.~ Cuaderno de notas, de Anton Chéjov por Patricio Pron
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"El encargado me dijo: 'Le tengo a usted aquí sólo por respeto a su venerable padre; de lo contrario hace mucho tiempo que hubiera usted salido volando.' Yo le dije. 'Me lisonjea usted demasiado, excelencia, al suponer que yo sé volar'. Luego, oí como decía: “Llévense a este señor, me ataca los nervios'."
Mi vida. Antón Chéjov
[size=18] ************[/size]
"Cuando había asistido a los ensayos en Moscú, se había reído de muchos aspectos de la dirección que le habían parecido absurdos. Stanislavski tenía la costumbre de introducir el tictac de relojes, el sonido de timbres y sonajeros, incluso el canto de grillos. Quería que se oyeran los ladridos de perros auténticos para dar la sensación de realidad. Chéjov encontraba absurdos todos esos ruidos. Y lo que más absurdo le parecía eran los ladridos de perros auténticos. Había dicho: 'es como si en la cara de una persona pintada en un cuadro se aplicara una auténtica nariz'."
Antón Chéjov. Natalia Ginzburg
[size=18] *************[/size]
"Cuando Suvórin le insiste en una carta que debe contraer matrimonio, Chéjov le responde:
'De acuerdo, me voy a casar si este es su deseo. Pero éstas son mis condiciones: todo deberá continuar como antes, es decir, ella vivirá en Moscú y yo en el campo, y vendré a verla. No podría soportar la felicidad continua, todos los días, de la mañana a la noche. Si se me habla todos los días de lo mismo y en el mismo tono, me pongo furioso … Prometo ser un marido excelente, pero déme una esposa que sea como la luna, que no aparezca en mi cielo todos los días: el matrimonio no me haría escribir mejor …'"
Semblanza de Antón Pávlovich Chéjov. Victor Andresco
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"El 2 de junio de 1904 [con 44 años], Antón Pávlovich Chéjov se despierta súbitamente en su habitación de un hotel de Berlín. Llama a su mujer y le dice que le traiga champagne, luego exclama: 'Ich sterbe' [Me muero]. Con los ojos entornados, pensativo, bebe lentamente su copa de champagne. ¡Es la última de su vida! Después, tranquilamente, se acuesta sobre un lado y muere.
Su cadáver fue trasladado de Badenweiler a San Petersburgo, en un vagón cuyo letrero decía: 'Ostras'. El tren entró muy despacio en la estación casi vacía, donde esperaba un reducido grupo de amigos. Las contadas personas que circulaban por los andenes y los empleados ignoraban que en aquel 'vagón de ostras' acababa de realizar su último viaje –para recibir sepultura en su patria- uno de los más grandes escritores rusos."
Semblanza de Antón Pávlovich Chéjov. Victor Andresco

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marina tsvietáieva, salvaje y lírica poeta rusa

Poeta rusa -claramente la mejor del siglo XX- nacida en Moscú, donde pasó sus primeros años de infancia y en la casa de verano de su rica familia, en Tarusa. Estudia piano y a los 14 años ya se interesa por la poesía de los románticos alemanes y franceses. En 1909 viaja a París donde asiste a lecciones sobre literatura francesa en la Sorbonne y un año después a Dresden. En 1910 publica su primer libro de poemas "Álbum de la tarde" y abandona la escuela antes de terminar los estudios.



En 1912 contrae matrimonio con Serguiei Efron, hijo de una familia revolucionaria ruso-judía, con el cual tiene tres hijos y se publica su segundo libro "La lámpara maravillosa", dedicado a su marido. Más tarde publica "De dos libros" (1913), "Poemas de juventud" (1915), publicado póstumamente en 1976. En "Historia de una dedicatoria" (1916) y "Poemas de Moscú" (1916) describe su mutuo enamoramiento con el también poeta Osip Mandelstam. De 1917 a 1922 escribe seis piezas de teatro y tres libros de poemas "Versti II", "El campo de los cisnes" y "Oficio". A partir de 1918 vive separada 5 años de su esposo, los cuales describe en sus diarios "Signos terrenales" (1919).



En 1922 viaja a Berlín tras conocer que su marido estudia en Praga adónde ha huido tras la derrota del ejército blanco, en el que se había enrolado. Publica en esta ciudad "Versti I" que había escrito 5 años antes, "La doncella del zar", "Poemas a Blok", el escritor ruso, "El fin de Casanova" y el poema Despedida.


Ese mismo año comienza su correspondencia con Boris Pasternak, el gran poeta ruso del cual fue su musa y apoyo moral, de la que se conservan 19 cartas de ella y 84 de él. En 1923 se instala en Praga y escribe su ciclo de poemas dedicados a Pasternak, "Cables" y "El poeta". De esa misma época son "Poema de la montaña" (1924), "El poema del fin" (1924), y sus dramas "Borrasca", "Fortuna", "Una aventura" y "Fénix". En 1925 vuelve a viajar a París, dónde inicia una correspondencia con Rainer María Rilke y decide quedarse en esa ciudad. Reúne y publica todos sus poemas desde 1922 a 1925 bajo el título "Después de Rusia".


En 1933 escribe un ensayo sobre Mayakovski y Pasternak, "Epos y Lírica en la Rusia de hoy", y varias de sus prosas autobiográficas: "Madre y música", "Los cuentos de la madre", "El diablo", dedicadas a su madre; "Las Kirilovnas", dedicada a sus temporadas de verano en Tarusa; "Inauguración de museo", "La corona de laurel" y "El museo Alejandro III", dedicadas a su padre. Escribe sobre Alexander Pushkin, mítico poeta ruso, "Mi Pushkin" (1937) y "Pushkin y Pugachov" (1937).


En octubre de ese mismo año tiene noticia de la implicación de su marido en el asesinato de un ex-militar ruso y del hijo de Trotski; atentados en los que nunca se probó fehacientemente su participación. Eran épocas de terrorismo de estado creciente que no se detenía en fronteras: sufre un registro domiciliario y un interrogatorio por la policía francesa. Un año después se traslada a vivir a un hotel donde escribe "Poemas a los checos", con motivo de la ocupación por los nazis.



En 1939 vuelve a la URSS. Su hermana Anastasia está en un campo de trabajo, su marido y su hija viven bajo vigilancia cerca de Moscú, dos meses más tarde serán detenidos. Marina vive de traducciones, en la más absoluta pobreza y temor constante por la vida de los suyos, con el apoyo de algunos amigos como el de la poeta Anna Akhmatova y el de su querido Boris Pasternak.


En 1941 en plena invasión nazi y después de que su marido fuera fusilado y su hijo enviado a trabajar en un campo de minas donde muere a una edad muy joven, Marina Tsivietaieva es evacuada a Yelabuga, donde el 31 de agosto se suicida ahorcándose. En agosto del 41, Marina Tsvietáieva se ahorcó, dicen que con la cuerda que había utilizado para su maleta del exilio. "Cómo no ahorcarse —diría años más tarde la escritora rusa Nina Berberova— cuando la adorada Alemania bombardea tu querido Moscú, los viejos amigos, asustados, se apartan de ti, los periódicos te acusan y no hay nada que comer".


Su poesía no concede al lector respiro alguno, su escritura no admite facilidades. Es un objeto artístico basado siempre en la realidad pero que no deja en pie la más mínima creencia en la aceptabilidad de este mundo. Su ruptura, tanto por su visión como por su estilo, es algo único en la poesía rusa hasta hoy.


Marina Tsvietáieva parecía necesitar amores vehementes, con finales desgraciados a veces, como una manera de nutrir su creatividad poética. Amó a hombres y mujeres. Amó tiernamente a su hija y a su hijo que no la sobrevivieron, y a una pequeña hija muerta poco después de nacer. Amó con inteligencia y creatividad el don de la escritura, en poesía y en prosa, que ejerció con excelencia. Su carácter fogoso y valiente, su delicioso humor, no fueron suficientes para salvarla en aquellos, como nunca, malos tiempos para la lírica.





A Ajmatova

¡Oh musa del llanto, la más bella de las musas!
Oh loca criatura del infierno y de la noche blanca.
Tú envías sobre Rusia tus sombrías tormentas
Y tu puro lamento nos traspasa como flecha.

Nos empujamos y un sordo ah
De mil bocas te jura fidelidad, Anna
Ajmátova. Tu nombre, hondo suspiro,
Cae en es hondo abismo que carece de nombre.

Pisar la tierra misma que tú pisas, bajo tu mismo cielo;
Llevamos una corona.
Y aquél a que a muerte hieres a tu paso
Yace inmortal en su lecho de muerte.

Sobre esta ciudad que canta brillan cúpulas,
Y el vagabundo ciego canta loas al Señor…
Y yo, yo te ofrezco mi ciudad con sus campanas,
Ajmátova, y con ella te doy mi corazón.

(Versión de Monika Zgustová)


A Alia
mi hija

Algún día, criatura encantadora,
para ti seré sólo un recuerdo,

perdido allá, en tus ojos azules,
en la lejanía de tu memoria.

Olvidarás mi perfil aguileño,
y mi frente entre nubes de humo,

y mi eterna risa que a todos engaña,
y una centena de anillos de plata

en mi mano; el altillo-camarote,
mis papeles en divino desorden,

Por la desgracia alzados, en el año terrible;
tú eras pequeña y yo era joven.

(Versión de Severo Sarduy)


A Boris Pasternak

Distancia: kilómetros y kilómetros?
Nos han dispersado, transplantado
nos han ¡y qué bien estamos
en los lejanos horizontes!

Distancia y lejanías?
Des-pegados, des-soldados.
Apartaron manos, crucificaron
sin saber lo que destruían: la unión total.

De suspiros y tendones
nos malquistaron, nos esparcieron
y exfoliaron.
Muro y foso.
Separados, como las águilas.

Conspiradores y lejanías?
No nos desbarataron; nos perdieron
por los tugurios de las latitudes:
disgregados como huérfanos.

¿Cuál es, pero cuál es, marzo?
¡Como a las barajas nos han cortado

(Versión de Carlos Álvarez)


A Rainier Maria Rilke

Rainer, quiero encontrarme contigo,
quiero dormir junto a ti, adormecerme y dormir.
Simplemente dormir. Y nada más.
No, algo más: hundir la cabeza en tu hombro izquierdo
y abandonar mi mano sobre tu hombro izquierdo, y nada más.
No, algo más: aún en el sueño más profundo, saber que eres tú.
Y más aún: oír el sonido de tu corazón. Y besarlo.

(Versión de Carlos Álvarez)

Es sencilla mi ropa...

Es sencilla mi ropa,
pobre mi hogar.
¡Soy una isleña
de islas remotas!

¡Nadie me hace falta!
si entras -pierdo el sueño.
Por calentarle la cena a un Extraño
quemaría mi casa.

Si me miras -ya nos conocemos,
si entras -¡quédate a vivir!
Es sencillo nuestro fuero,
está escrito en la sangre.

En la palma de la mano tendremos
la luna, si nos place.
Si te vas -es como si no existieras,
y como si tampoco yo existiera.

Miro la marca del cuchillo:
¿sanará antes
de que venga otro extraño
a pedirme agua?

(Versión de Severo Sarduy)

Se ha ido. Ya no como...

Se ha ido. Ya no como:
quedó sin gusto el pan.
Se ha ido - todo es tiza
si lo llego a tocar.

...Para mí, era el pan,
era la nieve;
ya la nieve no es blanca,
el pan no sabe a nada.

(Versión de Severo Sarduy)


Tu alma y la mía son gemelas...

Tu alma y la mía son gemelas
como mis manos: la derecha y la izquierda.
Tan cálidas y tiernas son unidas
como dos alas de un pájaro dormido.
¡Por un ciclón quedamos separados,
por un abismo, tú y yo, como dos alas!

(Versión de Larisa Diakova)

Mis versos, escritos tan temprano...

Mis versos, escritos tan temprano
que no sabía aún que era poeta,
inquietos como gotas de una fuente,
como chispas de un cometa,

lanzados como ágiles diablillos al asalto
del santuario donde todo es sueño e incienso,
mis versos de juventud y de muerte
-¡mis versos, que nadie lee!-,

en el polvo de los estantes dispersos
-¡que ninguna mano toca!-,
como vinos preciosos, mis versos
también tendrán su hora.

(Versión de Severo Sarduy)


Libertad salvaje

Me gustan los juegos en que todos
son arrogantes y malignos,
en que son tigres y águilas
los enemigos.

Libertad salvaje
Que cante una voz altiva:
"¡Aquí, muerte, allí -presidio!"
¡Luche la noche conmigo,
la noche misma!

Volando voy -tras de mí van las fieras;
y con el lazo en las manos yo me río...
¡Ojalá la tormenta
me haga añicos!

¡Que sean héroes los enemigos!
¡Acabe en guerra el convite!
Que sólo quedemos dos:
¡El mundo y yo!

(Versión de Severo Sarduy)

Insomnio 2

Así como me gusta
besar las manos
y ofrendar nombres,
también me gusta
abrir las puertas
-¡de par en par!- a la oscura noche.

Apoyando la cabeza,
oír los recios pasos
hacerse más ligeros,
y cómo el viento mece
el bosque somnoliento
y desvelado.

¡Oh noche!
Van creciendo los arroyos
que en el sueño desembocan.
Ya se me cierran los ojos.
en medio de la noche
alguien se ahoga.

(Versión de Severo Sarduy)

Insinuarse
Quizás la mejor victoria sea
sobre el tiempo y la atracción,
pasar sin dejar huellas,
pasar sin dejar sombra

en las paredes...

Quizás renunciando
a vencer? Quién del espejo se borra?
Así como Lermontov en el Cáucaso
colarse sin inquietud en las rocas.

Es quizás la mejor diversión
con los dedos de Sebastián Bach
del órgano provocar el son?
Despedazarse sin dejar

cenizas para la urna...

Quizás por engaño
vencer? De toda latitud darse de alta?
Así en el tiempo tal océano
colarse sin inquietar las aguas...





Frases:

Si Dios hace este milagro, conservarlo con vida, lo seguiré a todos lados, como un perro.

Trago mis lágrimas en silencio.

Recito como alguien que se ahoga, no, como un pez que se atraganta con su propio mar.

Cuando duele es imposible comenzar de nuevo.

Vivir. Y hacer lo posible porque los otros vivan.

Para mí la posibilidad de conseguir lo deseado (un objeto o un alma) está en proporción inversa a la fuerza del deseo: mientras más deseado – más inalcanzable.

Algún día lo diré, ahora no tengo el valor.

Todo lo mío ha sido robado.

Alia antes de dormir: - Marina, le deseo todo lo mejor que hay en el mundo. Quizá: lo que aún queda en el mundo…

Es mejor perder a una persona en su totalidad, que retenerla en una centésima parte.

Toda la vida se divide en tres periodos: el presentimiento del amor, el hecho del amor y el recuerdo del amor.

Lo más valioso en los versos y en la vida es aquello que ha llegado involuntariamente.

Así se me quedó grabada esta primera visión de la burguesía durante la Revolución: las orejas, escondidas bajo los gorros, las almas, escondidas tras los abrigos, las cabezas, escondidas en los cuellos, los ojos, escondidos tras los cristales. Una enceguecedora -por la chispa de la cerilla– visión de la piel.

Salva Dios, y protege: a Marina, a Seriozha, a Irina, a Liuba, a Asia, a Andriusha, a los oficiales y los no oficiales, a los franceses y los no franceses, a los heridos y los no heridos, a los sanos y a los enfermos - a todos nuestros conocidos y también a los que no conocemos.

En una palabra, yo no estoy: yo acompaño.




Fuentes
http://rusos.blogspot.com/2006/07/marina-tsvietaieva.html
http://amediavoz.com/tsvetaieva.htm#A%20%20Ajmatova
http://www.epdlp.com/escritor.php?id=2372

domingo, 6 de junio de 2010

Yo quería poner CAMBIO LENTO pero la tipografía quiso que fuera A CAMBIO LENTO. Así queda. Que algo querrá decir, sans doute. Hice un viaje relámpago a madrid y en este blog nadie se enteró. Es mi tarea, nadie va a escribir por mí, menos que menos un viaje a madrid. maravilloso de por sí. reencontrante. tranquilizante y excitante. En plena crisis allí pero enteros, aguantándola como españoles que son. Admirables, mucha ese al hablar, no obstante. El blog es el anti secreto de sumario, siempre y cuando te lean. El blog se parece a la literatura, por tanto. A la necesidad que la literatura tiene de que la lean. Que anónimo es el autor pero el lector anónimo también lo es, así que está de más el "pero". El autor tiene en mente a un lector o una lectora, yo pienso ahora en mi Compadre. Guapo él, cincuentón pasado, buena planta, mejor voz, una cultura!; mejor ni hablar. Vive con mi Comadre, un bellezón, y sus dos hijas. Una de ellas ya le hace planteos feministas que toma él, porque es culto y porque es padre, por comentarios psicoanalíticos; porque es argentino, también. El comentario de mi ahijada fue: "Lo que no se nombra no existe" y brindo por ella, tan precoz y clara. El cambio lento está en marcha.