domingo, 4 de julio de 2010

Fernando Pessoa, el poeta multiplicado

Todas las cartas de amor son ridículas

Todas las cartas de amor son
ridículas.
No serían cartas de amor si no fuesen
ridículas.

También escribí en mi tiempo cartas de amor,
como las demás,
ridículas.

Las cartas de amor, si hay amor,
tienen que ser
ridículas.

Pero, al fin y al cabo,
sólo las criaturas que nunca escribieron cartas de amor
sí que son
ridículas.

Quién me diera en el tiempo en que escribía
sin darme cuenta
cartas de amor
ridículas.

La verdad es que hoy mis recuerdos
de esas cartas de amor
sí que son
ridículos.

(Todas las palabras esdrújulas,
como los sentimientos esdrújulos,
son naturalmente
ridículas).

FERNANDO PESSOA, fue un poeta portugués autor de una obra original y vanguardista, que nació en Lisboa el 13 de junio de 1888. Amará a su ciudad, vivirá en ella y va a ser el centro de muchos poemas suyos, pero pasó su infancia y juventud en Sudáfrica. Regresa a Lisboa con 17 años y empieza a escribir en inglés pero a los 20 ya es un convencido entusiasta de la lengua portuguesa. En esto, y en otras cosas, se parece a Borges.

Tuvo una infancia difícil marcada con la muerte del padre cuando tiene 5 años, y la de su hermano al año siguiente. Él y su madre viven muy modestamente hasta que su mamá vuelve a casarse, con un militar, y se trasladan a Durban, Sudáfrica. Comienza para Pessoa una educación británica de gran severidad pero que lo forma exqusitamente en contacto con los autores más importantes de la lengua inglesa. Su media hermana, siete años menor, lo recuerda como un niño silencioso que casi no jugaba y que ya escribía desde entonces. Vuelve a Lisboa solo, siendo bilingüe y con un rechazo natural por los sistemas disciplinarios, va a vivir en casa de una abuela y se matricula al año siguiente en la Facultad de Letras de la Universidad de Lisboa, que abandona al poco tiempo.

Comienza a trabajar haciendo traducciones de correspondencia comercial, actividad de la que vivió durante toda su vida. El hijo de su peluquero recuerda: "Era un hombre solitario, tímido, poco comunicativo. Salía siempre hacia el mediodía. Iba a un café que estaba aquí enfrente. Para él era un rito. Se sentaba y decía: "Dê me sete" (déme siete). Era una comunicación en clave entre el mesero y él, y quería decir que deseaba alcohol. Al terminar su bebida se marchaba. Bebía mucho. Supe que era escritor cuando me lo dijo mi padre. Nadie se imaginó que se volvería tan famoso. Escribía de noche. En las ocasiones en que acompañé a mi padre a la casa del poeta, me di cuenta que los ceniceros estaban repletos".

Pessoa mantuvo desde muy joven y hasta el final la costumbre de beber y fumar mucho y de escribir en los cafés. Era una bohemia solitaria a la que no renunció jamás. Recuerda su hermana: "Él dedicaba su tiempo a escribir. Y a hacer horóscopos. Algunas veces entraba en la cocina y nos decía: "¿quieren que les lea lo que he escrito?" Mi madre siempre respondía que sí... Mi hermano llevaba una vida poco ordenada. Durante el día iba a la oficina, salía tarde, atravesaba la ciudad a pie, y regresaba y se ponía a escribir. Bebía y fumaba mucho. Tomaba baños de agua fría. Su salud era frágil y se quejaba con frecuencia".

La vida ´"real" de Fernando Pessoa fue discreta, centrada en el periodismo, la publicidad, el comercio y la literatura, el reconocimiento como escritor le llegó después de muerto. De su vida práctica no hay huellas. En cambio de su vida soñada, la del escritor, quedaron innumerables páginas que guardó en un baúl, y que según un primer recuento contenía 27,543 documentos. Toda la energía intelectual de Pessoa está reunida en ese baúl: notas de lectura, diarios, horóscopos y trabajos de astrología (pasión que compartió con su madre), textos políticos, listas bibliográficas, correspondencia, poemas, canciones, prosas, obras de teatro, traducciones; en suma: un inventario que aún no termina de hacerse.

A partir de los 26 años Pessoa es él y es otros, se multiplica en 3 figuras o heterónimos: Ricardo Reis, Álvaro de Campos y Alberto Caeiro, para quienes respetuosamente inventó personalidades, biografías y estilos literarios distintos. A partir de entonces escribió asumiendo diversas identidades estéticas, cada una con un nombre, un estilo y una concepción de la poesía, incluyendo la suya propia.

La existencia real y literaria de estos distintos "yoes" no le traían a Pessoa mayor conflicto pero no todo el mundo lo veía como algo normal. Su hermana recuerda: "Muy seguido pasaba la noche en vela dando vueltas por el departamento. En la mañana evocaba sus insomnios: "no pude dormir", decía, "tuve fiebre". Hablaba de los heterónimos que había creado como si fueran personas vivas. Mi madre estaba convencida de ello, lo quería mucho. En cuando a mí, jamás pude tomarlo en serio con relación a este asunto. Sin embargo, era extraordinario verlo cambiar de personalidad".

Depresivo, amante de una única mujer, su novia Ophélia, bebedor de absenta, engripado eterno, sensible y obsesivo, cultivó la astrología y el ocultismo y también un paganismo superior. Es el escritor más creativo y complejo de la literatura portuguesa y uno de los más destacados del siglo XX. Su obra ha sido vista como la búsqueda de una identidad a través de múltiples escrituras.

Su heterónimo Alvaro de Campos escribió: "Todos tenemos dos vidas: la verdadera, que es la que soñamos en la infancia y que continuamos soñando cuando adultos, en un sustrato de niebla; la falsa, que es la que vivimos en convivencia con otros, que es la práctica, la útil, aquella que acaban por meternos en un cajón." El 30 de noviembre de 1935, Fernando Pessoa murió de cirrosis en un hospital de Lisboa, tenía 47 años. Cuando la muerte era inminente, el poeta pidió sus anteojos y una hoja de papel donde escribió sus últimas palabras con trazos débiles pero serenos: "I know not what tomorrow will bring" (No sé lo que traerá el mañana).


Poemas

Empiezo a conocerme. No existo.
Soy el intervalo entre lo que deseo ser y los demás me hicieron,
o la mitad de ese intervalo, porque además hay vida…
Soy esto, en fin…
Apaga la luz, cierra la puerta y deja de hacer ruido de
zapatillas en el pasillo.
Quede solo yo en el cuarto con el gran sosiego de mí mismo.
Es un universo barato.
(Fernando Pessoa)

¡Ah, ese frescor en la cara de no cumplir un deber!
Faltar es, positivamente, estar en el campo.
¡Qué refugio, que no se pueda tener confianza en uno!
Respiro mejor ahora que ha pasado la hora de las citas.
Falté a todas, con deliberación en el descuido,
esperando esa gana de ir que ya sabía yo que no vendría.
Soy libre frente a la sociedad organizada y vestida.
Estoy desnudo, y me zambullo en el agua de mi imaginación.
Es tarde para estar en cualquiera de los dos puntos
donde debía estar a la misma hora,
deliberadamente a la misma hora...
Pues bien, aquí me quedaré soñando versos y sonriendo en cursiva.
¡Es tan graciosa esta parte lateral de la vida!
No consigo siquiera encender el cigarrillo siguiente... Si es un gesto,
que quede con los otros que me esperan en este desencuentro que es la vida.
(Fernando Pessoa)

[...] Cuanto más sienta, cuanto más sienta yo como varias personas,
cuantas más personalidades tenga,
cuanto más intensa, estridentemente las tenga,
cuanto más simultáneamente sienta con todas ellas,
cuanto más unificadamente diferente, dispersamente atento,
esté, sienta, viva, sea,
más poseeré la existencia total del Universo,
más completo seré por el espacio entero.
(Alvaro de Campos)


Cuando ella pasa
Sentado junto a la ventana,
A través de los cristales, empañados por la nieve,
Veo su adorable imagen, la de ella, mientras
Pasa... pasa... pasa de largo...

Sobre mí, la aflicción ha arrojado su velo:-
Una criatura menos en este mundo
Y un ángel más en el cielo.

Sentado junto a la Ventana,
A través de los cristales, empañados por la nieve,
Pienso que Veo su imagen, la de ella,
Que no pasa ahora... que no pasa de largo...
(Fernando Pessoa)


Frases

Poeta
El poeta es un fingidor. Finge tan completamente, que llega a fingir que es dolor, el dolor que de veras siente.

Poeta
Ser poeta no es una ambición mía, es mi manera de estar solo.

Nacimiento
Si después de yo morir quisieran escribir mi biografía, no hay nada más sencillo. Tiene sólo dos fechas, la de mi nacimiento y la de mi muerte. Entre una y otra todos los días son míos.






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